El "raquitismo fiscal" es la expresión que más se repite para dar un diagnóstico sobre la asfixia económica que sufren numerosos ayuntamientos gallegos. Los expertos lo han advertido reiteradamente: no aprovechan toda su capacidad fiscal y les faltan instrumentos para mejorar el cobro de impuestos.

En 2014 las administraciones locales de la comunidad gallega cerraron su presupuesto sin haber recaudado un 13% del dinero que les corresponde en materia de tributos y tasas. Ciudadanos y empresas dejaron pendientes de pago 164,1 millones de euros. Más de 88 millones se corresponden con impuestos directos, 70,9 millones a tasas y precios públicos y solo cinco por tributos indirectos.

Estas cifras, en todo caso, son inferiores a la que quedó sin ingresar al cierre del ejercicio de 2013, que se elevaba a 174,5 millones de euros. Son sobre todo los ayuntamientos los que dejan más dinero pendiente de recaudación. En 2014 fueron 157,4 millones de euros frente a las diputaciones que únicamente cerraron el año con un desfase entre los derechos reconocidos y la recaudación líquida de 6,5 millones de euros.

Pero no son solo los contribuyentes los que se atrasan con los pagos de impuestos, las entidades locales también adeudan dinero a proveedores. Al cierre del ejercicio pasado eran un total de 153 millones de euros, una cantidad inferior a los 170 que habían dejado sin pagar del presupuesto de 2013. En todo caso, el departamento que dirige Cristóbal Montoro no desglosa la deuda por concellos y las diferencias entre unos y otros son notables.