La interprofesional láctea Inlac, que agrupa a representantes de los productores, cooperativas e industrias, aprobó ayer el contrato homologado entre ganaderos e industria para el suministro de leche una vez que fue ratificado por la parte productora por Asaja, representado en Galicia por Xóvenes Agricultores; UPA (Unións Agrarias) y Cooperativas Agroalimentarias; y por la rama transformadora por Fenil y Cooperativas Agroalimentarias. El único que lo rechazó fue el Sindicato Labrego Galego (SLG). Los firmantes del acuerdo insisten en que el pacto es positivo, aunque no resuelve el problema de los bajos precios de la leche.

Una vez alcanzado el compromiso, el texto fue enviado al Ministerio de Agricultura para su homologación por trámite de urgencia para que aparezca publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). El contrato homologado, según reconocen fuentes de la Inlac, tiene implicaciones para ambas partes ya que ofrecerá a los ganaderos un marco estable para definir con transparencia las relaciones contractuales entre productores e industria.

Las cláusulas del contrato tipo recogen aspectos como la duración, los periodos y el volumen de leche a entregar con un margen de variación del 10% o la fijación de un precio fijo, mixto o variable sometido a diferentes referencias, así como las condiciones de pago. Otras estipulaciones tratan también de la calidad y trazabilidad de la leche, la duración y la prórroga o las condiciones de renovación y modificación del contrato.

Unións Agrarias apostó por ratificar el principio de acuerdo para que la industria no "entretenga" a las organizaciones agrarias con este problema en vez de hablar de "lo sustancial", que es el precio de la leche. "No queremos que la industria nos entretenga discutiendo el modelo de contrato, cuando lo sustancial es negociar el precio a percibir por los ganaderos y el volumen de leche a entregar. Por lo tanto, vamos a darle para adelante para centrarnos en lo verdaderamente importante, que es lo otro", reconoció el secretario general de UUAA, Roberto García.

Sin un mediador

García también criticó la expectativa generada por la firma del contrato único. "Lo único que se ha aprobado es un modelo de contrato que va a ser publicado en el BOE, pero no va a resolver lo sustancial: que son los bajos precios de la leche", insistió. "El contrato va a definir qué cantidad de leche se entrega, a qué precio se va a pagar, pero todas las casillas que van a estar en blanco son las que dependerán de la negociación", sostuvo, porque "no contempla la figura del mediador" ni tampoco que afecte "a los primeros compradores".

En la misma línea se manifestó, Francisco Bello, portavoz de Asaja-Galicia, quien apuntó que "es mejor tener un contrato único y no que cada uno tenga uno diferente. Es un paso adelante". De todas formas, explicó que la firma del acuerdo "no tiene nada que ver" con el resto de reivindicaciones del sector lácteo como el aumento del precio de la leche.

El único que se desmarcó del nuevo contrato fue el Sindicato Labrego Galego. Su líder, Isabel Vilalba, consideró que su puesta en marcha "consolida una posición casi de derecho de pernada de la industria sobre el sector productor". Las críticas del SLG se centran en que el contrato homologado "ni da más garantía en los precios, ni refuerza el poder negociador en la parte productora, ni da más estabilidad". Por este motivo, Isabel Vilalba recriminó que "el Ministerio está más en un juego de tener fotos para la campaña electoral" con un anuncio de un contrato homologado que en resolver los problemas del lácteo.

Vilalba se quejó de que el contrato ofrece "barra libre" para que la industria "fije las condicione que quiere unilateralmente", sin ni siquiera tener en cuenta estándares de grasa y proteína "más o menos acordados por el sector" hasta ahora.

Una cuestión que identifica con un "cheque en blanco", con el que podrán seguir amenazando con no recoger la leche e imponer precios a la baja, según avisó.