El turismo gallego acaba de cerrar su mejor año en cuanto a ocupación desde el inicio de la crisis pero los hoteles gallegos apenas llenaron la mitad de sus habitaciones en los meses de temporada baja -en los de menos actividad incluso estuvieron al 30%- y en la época estival rozaron el 80% y solo en algunos de las Rías Baixas se colgó en algunos días el cartel de completo. Y eso que en 2015 Galicia alcanzó el máximo histórico de viajeros con 4,3 millones. La causa es la sobreoferta hotelera que convierte a la comunidad gallega en la tercera con más hoteles y la quinta con más plazas, por delante de destinos que reciben más turistas. Pese a la recesión, el ritmo en cuanto a negocios abiertos siempre fue ascendente -a excepción de 2013- al igual que ocurrió con el número de habitaciones disponibles. El año pasado, a pesar de la recuperación de las cifras de ocupación se produjo, sin embargo, la tendencia contraria y cerraron una quincena de alojamientos y 134 cuartos. Aún así, todavía son una quincena de negocios más que antes de la crisis y 115 por encima de los contabilizados hace una década.

En cuanto a las plazas, los hoteles gallegos cuentan con casi 4.000 más en comparación con 2008 y 9.168 más respecto a 2005. Esa misma línea se siguió en Lugo -con ocho hoteles menos hasta los 325- y Pontevedra, que cuenta con 379 locales, una veintena menos que hace un año.

Como recogió este diario, el turismo gallego todavía necesita tres años para recuperarse de las pérdidas de la recesión y alcanzar los resultados precrisis tanto en ocupación como en precios. Y esa es precisamente la razón por la que se clausuraron algunos alojamientos el año pasado porque algunos empresarios "han perdido tanto dinero durante la crisis que no ven viable aguantar otros tres años abiertos", según explica el representante de la provincia de A Coruña del Clúster de Turismo de Galicia, Francisco Canabal. En este sentido, recuerda que la rentabilidad de los hoteles "no existe" salvo en verano y lo que se gana en la época estival se invierte en "aguantar el invierno". Por eso, el boom que desencadenó en la actual sobreoferta hotelera empieza a desinflarse pese a la mejora de los datos y -apunta Canabal- hay solares en los que se iban a construir hoteles que siguen vacíos porque los empresarios se dan cuenta de que se trata de "una inversión muy elevada cuya rentabilidad no está garantizada".

En Santa Cruz de Tenerife medio centenar de hoteles han solicitado autorización al Cabildo para ganar plazas a cambio de mejorar sus instalaciones que supondrían un aumento de más de 4.300 habitaciones en estos alojamientos. Galicia cuenta con 1.566 hoteles -más del triple que en toda la comunidad Canaria- y 64.833 cuartos -la cuarta parte de las 227.773 de los alojamientos canarios- debido a que en el archipiélago predominan las grandes cadenas hoteleras frente a los pequeños negocios familiares típicos del turismo gallego.

En Galicia no sería posible llevar a cabo una propuesta como la de los empresarios turísticos al Cabildo de Tenerife porque la Xunta lleva años sin subvencionar la apertura de nuevos alojamientos para paliar precisamente la sobreoferta hotelera. Canabal afirma que las reformas que empiezan a hacer ahora los hoteles no son para ganar plazas sino para "ponerse a la altura de la oferta" y renovar el equipamiento y las obras que no pudieron llevarse a cabo durante la crisis.