Las bases del BNG serán las que elijan en su asamblea del 28 de febrero la estrategia para las elecciones autonómicas debido a la división entre quienes apuestan por confluir con las Mareas y quienes mantienen la necesidad de competir en solitario, ante la crisis sin precedentes que vive la fuerza política tras perder su representación en las Cortes por primera vez desde 1996. Al frente del nuevo intento de revitalizar a la organización frentista no estará Xavier Vence ni ningún representante de la actual cúpula. El portavoz nacional anunció que de ese proceso "tiene que salir una dirección nueva" en la que él dejará el puesto, casi tres años después de llegar al cargo.

A finales de este mes se cumplirán cuatro años de la asamblea de Amio que marcó la ruptura del Bloque y la salida del sector de Xosé Manuel Beiras. Desde entonces, este ha logrado éxitos constantes con alianzas políticas que comenzaron con AGE y viven su nuevo capítulo con En Marea, mientras el BNG suma golpe electoral tras golpe electoral y una pérdida de apoyos que lo ha situado fuera de foco, incluso superado por Ciudadanos en las últimas generales.

El Consello Nacional celebrado ayer debía marcar una nueva hoja de ruta para enfocar las elecciones autonómicas de este año, que muchos dirigentes nacionalistas consideran la última oportunidad de la organización, pues temen incluso que puedan quedarse sin grupo parlamentario y no alcanzar los cinco asientos. En la actualidad ostenta siete y llegó a contar, como segunda fuerza, con 18 en 1997.

La división interna, sin embargo, no permitió tomar ayer una decisión entre las alternativas posibles: buscar la confluencia con la Marea o caminar en solitario, bien con la marca BNG, bien con un trasunto de la usada en las generales, NÓS Candidatura Galega, donde todo el peso recaía en el frentismo. Vence justificó retrasar la elección. "Creemos que sería prematuro, a la vista de las diferentes opiniones que fueron apareciendo en las distintas asambleas comarcales y que están presentes en el Consello Nacional, cerrar ese debate", alegó.

La Unión do Povo Galego (UPG), organización hegemónica dentro del BNG y sin contrapesos internos organizados y de calado, defiende caminar solos durante lo que entiende un periodo de resistencia del nacionalismo, como han dejado claro referentes simbólicos como Francisco Rodríguez o Bautista Álvarez. Enfrente, los sectores más aperturistas, defienden la confluencia como el vinculado al exportavoz parlamentario Carlos Aymerich, o el propio Vence, que reconoció públicamente su posición buscando "una estrategia que abra el diálogo con diferentes fuerzas políticas para sumar" y conseguir una "alternativa" que tumbe electoralmente al PP.

El debate interno gira de nuevo hacia las condiciones para la unidad electoral. Durante los meses previos a las generales y a las municipales de mayo pasado, el Bloque trató de acercarse a Anova, pero desdeñando la suma de fuerzas estatales como Podemos o Esquerda Unida. Ahora que el éxito de En Marea provoca que sus actores ya hayan apelado a la necesidad de reeditar la fórmula, con la excepción del secretario xeral del Podemos en Galicia, el Bloque debe aclarar si los aceptaría. Vence eludió las condiciones ante la pregunta concreta de la prensa. "Hay una formulación que apuesta por sumar a todos aquellos que puedan compartir un programa nacional de transformación para derrotar al PP. Sería una propuesta abierta a todos aquellos que compartieran unos mínimos nacionales", argumentó.

En una carta enviada a la militancia esta semana, Vence apostaba por buscar alianzas, pero tratando de reforzar orgánicamente a su organización en un "momento crucial y crítico", como especificó ayer. De hecho, es consciente de que el nacionalismo gallego clásico ha retrocedido dos décadas en apoyo y el contexto resulta complicado. "La situación es compleja y ante ella hay diferentes alternativas sobre cómo reformar el proyecto nacionalista de cara al futuro", indicó sobre un cónclave donde "se debatirá absolutamente todo".