Desde 1 de febrero, A Coruña dispone de mayor oferta de servicios ferroviarios con Madrid respecto de la situación anterior. En términos generales hay algunos avances. Pero la propaganda, bastante triunfalista, emitida por la empresa Renfe-Operadora, avalada por la ministra de Fomento, ha levantado unas expectativas que, a la hora de programar nuestros viajes a la capital de España, no siempre vemos satisfechas como cabría esperar. Sobre las dos relaciones diurnas con Madrid que existían hasta enero, ahora se nos han vendido hasta cinco. Pero la venta tiene truco. Efectivamente siguen ofertando dos servicios directos, con duración media de 5 horas y 40 minutos que, procedentes de Ferrol pasan por A Coruña y se dirigen a Madrid. Pero las otras tres, son enlaces combinados entre trenes Avant hasta Ourense, donde es preciso apearse con los equipajes, y esperar a los trenes rápidos Alvia que, con origen en Pontevedra/Vigo o Lugo, nos trasladarán hasta Madrid. A la incomodidad del transbordo, se une un incremento de tiempo en el viaje, oscilando entre los 11 y los 15 minutos, con lo que se reduce a la mitad la ganancia de media hora conseguida al usar la recientemente inaugurada LAV entre Zamora y Olmedo.

El sentido inverso es peor, ya que además de los dos servicios directos con igual duración media que a la ida, los tres con transbordo en Ourense obligan a esperas de hasta 29 minutos para seguir viaje a A Coruña, anulando la ganancia obtenida con el nuevo tramo de alta velocidad. En estos meses de frío y desapacible invierno ourensano, permanecer 15 ó 25 minutos en unos desangelados andenes al aire libre, que no cuentan con espacios cerrados como en las ciudades europeas, ni bancos suficientes, es una grave desatención del confort de los viajes.

Además de las posibilidades diurnas, el ferrocarril sigue ofreciéndonos llegar seis días de la semana a la capital en tren nocturno. El tren hotel de Galicia es el único que se conserva entre la capital del Estado y la periferia peninsular. Pero su horario, tras la última remodelación del servicio del 1 de febrero, ha empeorado el viaje de forma notable. La ventaja de este tren era que se podía aprovechar el día completo en la ciudad de origen y el día siguiente en la de destino. Pero la utilidad de llegar a las ocho de la mañana a Madrid existente hasta enero, se ha perdido al retrasar la llegada a las nueve y media.

Ello es debido al cambio de ruta que hace circular el tren hotel por la vieja vía Palencia-León-Monforte, 160 km más larga y de tortuoso trazado, frente a la ruta Ourense-Zamora, que permitía llegar a los destinos a horas hábiles para el trabajo o gestiones. Con este cambio también pierden considerable tiempo las ciudades de Vigo y Pontevedra, igualmente Ferrol, cuyo tren se ve obligado a pasar dos veces por Betanzos, y a Santiago se le ha eliminado.

Por todo lo anterior, nuestros representantes de la Xunta, administraciones locales afectadas, entidades sociales y empresariales deben concienciarse de que Renfe-Operadora ha iniciado en serio "el vaciado de viajeros" del tren hotel, con objeto de suprimirlo por falta de clientela. ¿Vamos a permitir esta estrategia mientras Galicia carezca de trenes de alta velocidad?