Mariano Rajoy volvió ayer a Pontevedra, su ciudad, a la que no va a renunciar como él mismo anunció a los vecinos en una carta a través del Faro de Vigo. Y lo hizo en medio de una total normalidad, por si alguien esperaba lo contrario después de su declaración como persona "non grata" por parte de la Corporación. Regresaba también después del incidente aislado en el que sufrió una agresión en diciembreagresión . Quizá estos dos episodios provocaron unas excepcionales medidas de seguridad en torno a la figura del presidente, con el comisario provincial en primera línea coordinando todo el dispositivo, de tal forma que Rajoy apenas pisó el exterior de la sede de Afundación nada más que para cruzar el trozo de acera que separa la calzada en la que se detuvo su coche oficial y el edificio en el que se desarrollaba el XVII Congreso Provincial del PP. Un breve recorrido en el que fue recibido por un grupo de vecinos que, a modo de desagravio por lo ocurrido en el pleno municipal, le aclamaron al grito de "presidente" y le hacían saber a voz en grito que era "bienvenido" a la ciudad, por mucho que el Pleno de la Corporación se empeñe en lo contrario.

Rajoy fue recibido por Núñez Feijóo, Rueda y Ana Pastor y una vez en la calle se mostró más despreocupado por las medidas de seguridad que su séquito policial. No dudó en pararse a saludar y besar a aquellos pontevedreses que quisieron dejarle claro que no sentían como suya la declaración realizada por la Corporación. De hecho, no dudó tampoco en hacerse numerosos selfies selfiescon seguidores y simpatizantes del PP. Allí mismo, presidente del Gobierno en funciones reafirmaba su pontevedresismo: "La pena es que no pueda venir más por aquí, es mi casa", manifestó.

Una vez dentro del salón de actos de la Afundación, los militantes del PP de toda la provincia le brindaron un caluroso recibimiento entre aplausos y gritos de "presidente". Una "lealtad" que Rajoy agradeció tras recordar que él mismo es militante del PP de Pontevedra "desde tiempo inmemorial". "Gracias por el apoyo, las muestras de voluntad y cariño que he recibido desde que pasó lo que pasó (...), señaló. Una militante interrumpió su discurso para gritarle: "Eres un ejemplo a seguir, te queremos".

"Me considero de Pontevedra", continuó el presidente del Gobierno en funciones, "soy de Pontevedra y estoy orgulloso y feliz por ello" al tiempo que recordó que "estudié en el instituto Sánchez Cantón, aquí al lado, aquí he sido concejal, aquí me he casado y aquí voy a vivir y a morir dentro de muchísimos años", exclamó Rajoy. El presidente en funciones volvió al tema de la declaración del Concello al despedirse con un "muchísimas gracias a todos, soy pontevedrés y voy a conseguir que esta condecoración que con tan poca generosidad tuvieron a bien concederme, que me la retiren". En ningún momento aludió a la polémica sobre Ence que causó que fuese nombrado persona "non grata".