En el requerimiento que envió al Gobierno español la pasada semana para que detalle cómo cumplirá con el techo de déficit de 2016, el 2,8%, la Comisión Europea es especialmente dura con el desequilibrio que acumulan las comunidades y el "riesgo" de que la historia se perpetúe. Lo ocurrido el pasado año le vale como ejemplo. Un 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB) hasta noviembre frente al 0,7% fijado para el conjunto del año. Bruselas recuerda que el problema viene de lejos. Que solo se aprobó uno de los trece planes de ajuste de las comunidades que se saltaron los límites ya en 2014, "impidiendo así su seguimiento" por parte del Ministerio de Hacienda, que "no aplicó las medidas preventivas, ni las correctivas". En ese desfase de las cuentas autonómicas tiene mucho que ver el incremento de la deuda, a la que los Ejecutivos autonómicos recurren para asumir el gasto que no cubren con lo que les toca de la financiación estatal y la recaudación propia. Casi 261.270 millones de euros al cierre de diciembre, el enésimo récord que marcan después de otro incremento anual del 10,3%. La mayoría no tocó nunca antes estos niveles de pasivo, incluida Galicia, aunque el suyo es uno de los menores ascensos del país. El endeudamiento de las arcas autonómicas gallegas acabó 2015 en 10.375 millones. Es un 4,1%, 414 millones, por encima del 31 de diciembre del ejercicio anterior -cuando se situó en 9.961 millones- y no llega ni a la mitad de la subida del conjunto de las autonomías. Solo hay otro territorio con un ascenso más pequeño, Navarra, donde los préstamos y emisiones se elevaron un 3,9%.

En la comparativa con el tamaño de la economía de Galicia, la deuda representa el 18,6% del PIB. La misma proporción que alcanzó en el segundo y el tercer trimestre de 2015 y una décima más que a finales de 2014. En el conjunto del Estado pasa del 22,7% del PIB entonces al 24,2% en la actualidad, según los datos publicados ayer por el Banco de España.

El aumento de Galicia, además, es el más contenido de los últimos diez años. Hay que remontarse hasta 2005. En aquel momento la deuda regional crecía a un ritmo del 3,5%. Claro que el montante no tenía nada que ver con el de ahora, con 3.381 millones. Desde entonces, el volumen de pasivo que arrastra la Xunta se triplicó, sobre todo por los aumentos en los años de crisis. Entre 2008 y 2009, el pasivo del Gobierno gallego subió un 22,9%; cerca de un 27,4% al ejercicio siguiente, en 2010; un 14,4% en 2011; y un 17,6% en 2012, coincidiendo con la segunda recesión. Ese fue el punto de inflexión y ya en 2013 el endeudamiento medró un 10,7%; y un 8,1% en 2014. Galicia se coloca como la séptima comunidad con menor lastre de la deuda en función del PIB. Desde esta perspectiva, ese incremento de una décima sobre 2014 es el más bajo junto con Navarra, "mientras que en el conjunto del Estado creció 1,5 puntos", subrayaba ayer David Cabañó, director xeral de Política Financieira e Tesouro, en una comparencia pública inédita hasta ahora para la presentación de los datos de deuda de final de año. "Galicia sigue incrementando su diferencial positivo", añadió. En la Consellería de Facenda aseguran que la deuda autonómica está en una fase de "estabilización" y que incluso finiquitará por primera vez en este 2016 con un descenso de entre tres y cuatro décimas. Cabañó insistió en la idea que ya el conselleiro, Valeriano Martínez, avanzó durante la presentación de las cuentas de este ejercicio. El endeudamiento se situará en el 18,2% del PIB. No tanto por el freno en la petición de dinero al Estado o las entidades financieras, sino por el alza del PIB. El director xeral considera alcanzable el objetivo por "el periodo de expansión económica".

Por esa misma razón del crecimiento económico, lo más probable es que el nivel de deuda de la Xunta sea incluso inferior al 18,6%. El Consejo de Política Fiscal y Financiera amoldará los datos a su sistema de cálculo y la Xunta da por seguro que cumplirá de nuevo, como en 2014, su objetivo de deuda, del 18,2%.

El acceso al Fondo de Facilidad Financiera impulsado por Hacienda para las autonomías cumplidoras con los límites del desequilibrio presupuestario cambia el reparto de la deuda de la Xunta. Los recursos por esta vía, a través de un crédito con el ICO, suman 1.505 millones de euros. En valores emitidos en el mercado quedan 4.896 millones, un 14,5% menos que en 2014.

En préstamos con la banca a largo plazo son 2.351 millones tras una caída del 9%; y 52 millones en operaciones a corto. Hay 1.175 millones prestados por entidades financieras, como el Banco Europeo de Inversiones; 396 millones en colaboraciones público-privadas; y 103 millones, un 21% menos, que la Xunta debe también a entidades financieras a las que empresas proveedoras del Gobierno gallego traspasaron sus facturas pendientes.

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