La crónica de un fracaso anunciado. Así resumen los sindicatos agrarios el primer año desde la desaparición de las cuotas lácteas, el sistema europeo que durante tres décadas limitó la producción de leche para estabilizar los precios. El nuevo mercado liberalizado se presentaba a priori como una oportunidad para incrementar el volumen de leche y por tanto los beneficios, pero la situación se fue de las manos y el sector lácteo se enfrenta ahora a una de sus mayores crisis con una sobreproducción que unida al descenso generalizado del consumo ha causado un fuerte desequilibrio entre la oferta y la demanda a nivel europeo. Incluso desde la Consellería de Medio Rural reconocen este desajuste y admiten que el resultado "no fue el esperado" porque se pensaba que el mercado se regularía por sí mismo "y no fue así".

Con el aumento de la producción los ganaderos se vieron obligados a vender los excedentes por debajo de los 18 céntimos por litro a precio de leche en polvo, lo que en Galicia supone casi la mitad de los 34 que cuesta producirlo. Tanto desde el Gobierno central como desde la Xunta reclamaron en varias ocasiones a la Comisión Europea (CE) un aumento de los precios de intervención de la leche en polvo -la tarifa a la que la administración compra los excedentes que no se comercializan para equilibrar el mercado- para poner fin a esta crisis. Pero hace dos semanas la respuesta desde Bruselas fue de nuevo negativa y la CE simplemente anunció que permitirá la asociación de productores para reducir de forma voluntaria la producción.

En Galicia, la novena región productora de leche y la primera de España, los sindicatos alertan de que esta iniciativa no puede realizarse si no se hace "con consenso" a nivel europeo "se dejarían vacíos huecos de mercado" para los que no llegasen a acuerdos de este tipo. Galicia es, sin embargo, la comunidad que menos incrementó su volumen de leche en el último año con un 4% frente a la subida de casi un 15% en otras autonomías como Andalucía o Navarra, diferencias que los sindicatos no solo achacan a la situación del mercado europeo sino a una estrategia de la industria para descentralizar la producción hacia grandes áreas de consumo. Por eso ahora, algunas voces echan de menos un mecanismo regulador similar a las cuotas, aunque sea de forma temporal para frenar la crisis actual.

Los desequilibrios de la oferta y la demanda por el exceso de producción no es solo un problema del lácteo gallego, sino de toda Europa, y en países como Irlanda el incremento alcanza el 20% y otros como Francia intentan colocar en España sus excedentes a precios inferiores, una estrategia con la que según los productores se incurre en dumping. En este sentido, la industria gallega alega que en Galicia solo se consume el 30% de lo que se produce y lamentan que no tienen como vender fuera el 70% de la leche restante para justificar que más de 800 ganaderos de los más de 9.000 que realizan entregas a la industria llevan varios meses cobrando por debajo de los 18 céntimos.

Dos eran los retos para evitar que la desaparición de las cuotas no repercutiese de forma tan negativa en el sector. Por una parte, una mejor organización de los productores para negociar precios y por parte una apuesta de la industria por la transformación para crear lácteos elaborados en España que evite que haya que enviar la leche líquida a transformar a otros países. En una entrevista a este diario, la conselleira de Medio Rural destacó que su principal lucha es una reestructuración de los productores en una organización "fuerte y con músculo suficiente para negociar". En el caso de la transformación, alega que en la última convocatoria de ayudas a estos proyectos se presentaron iniciativas por un importe superior a los 155 millones, si bien reconocen que todavía queda mucho camino que recorrer en este ámbito. La realidad y la necesidad ahora apremian y ambas patas de la cadena alimentaria tendrán que hacer los deberes.

La Xunta también señala como reto en Galicia aumentar la base territorial de las explotaciones y en este sentido, el departamento que dirige la conselleira Ángeles Vázquez pretende culminar en los próximos cuatro años 137 procesos de concentración parcelaria que afectan a casi 120.000 hectáreas y que ayudaría al crecimiento de las granjas.

Pero el principal problema que arrastran las explotaciones gallegas en el primer año sin cuotas son los bajos precios. Los ganaderos gallegos percibieron una media de 28 céntimos por litro durante toda la campaña, la tarifa más baja de toda España, y temen que los nuevos contratos que se firmarán a partir de esta semana sean todavía más "ruinosos". Ni siquiera el compromiso que la Xunta logró de la industria para que se recoja el mismo volumen de leche que en 2015 es garantía suficiente para los productores porque -critican- será a costa de tirar los precios.

Las bajas tarifas provocaron un año de protestas que se concentraron en verano con las tractoradas en Santiago y en varias comarcas lácteas hasta que el Ministerio de Agricultura y parte del sector aprobaron en septiembre el acuerdo lácteo, que todavía está sin materializarse. Por ejemplo, sigue sin aprobarse el decreto de cesión de precios que revele la cantidad a la que paga la distribución a la industria para saber que eslabón de la cadena se queda con las pérdidas y cuál con las ganancias. Los tractores volvieron a la calle antes de Navidad para boicotear a la distribución y exigirle subidas de las tarifas hasta que lograron un acuerdo para incrementar dos céntimos en cada litro de leche de marca blanca. Su siguiente lucha fue con la industria por no repercutir esta subida y dejar a varias granjas desatendidas.

Un año después de la supresión de las cuotas el sector saldrá de nuevo hoy a la calle y reclamará en Santiago medidas para frenar la sangría en el rural por la crisis del lácteo, que en el último año se ha llevado por delante a 425 granjas, el 70% de las que dejaron la actividad de toda España. El Gobierno gallego logró juntar en febrero a todas las partes del sector en la mesa del plan de fortalecimiento lácteo que se reunirá de forma mensual, pero los productores temen que de nuevo este proyecto se quede solo "bonitas palabras" que "una vez más" no se materialicen en soluciones concretas.