El enfrentamiento entre productores lácteos y la industria subió ayer de tono con la quema intencionada de tres camiones cisterna -dos de ellos cargados con nata- estacionados frente a la fábrica Logística Alimentaria, antigua planta de Pascual, en Outeiro de Rei (Lugo). Precisamente, frente a estas instalaciones, la Plataforma en Defensa del Sector Lácteo se había concentrado el pasado miércoles para denunciar que esta industria "tiene una actitud bastante negativa con los ganaderos" y que incumple los contratos que tiene con sus proveedores de Galicia, y para vigilar la entrada "masiva" de camiones cargados de leche foránea.

El portavoz del sindicato Unións Agrarias en la plataforma, Óscar Pose, desvinculó a su organización de la quema de los camiones, pero reconoció que el suceso puede ser una consecuencia directa de la "dramática situación en que se encuentran algunas explotaciones". "La gente desesperada realiza acciones desesperadas", añadió.

El sindicalista denuncia la "doble moral" de la industria láctea de Galicia, pues por una parte asegura que sobra leche y que por eso tiene que dejar de recogerla, pero por otro lado importa el producto de fuera de la comunidad.

La conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, reclamó ayer "sentido común" a los ganaderos al asegurar que "quemando camiones no se consigue nada".

El incendio de los camiones se registró cerca de la dos de la pasada madrugada. Uno de los vehículos resultó totalmente calcinado, mientras que los otros dos solo resultaron afectados en las cisternas. Los camiones son propiedad de Ríos Sanguino, empresa especializada en el transporte de alimentos líquidos. Aunque la Guardia Civil, en una primera inspección ocular, aseguró que no había pintadas reivindicativas o vestigios de acelerantes, el gerente de Ríos Sanguino califica el incendio como intencionado sin duda alguna. Precisó además que la Guardia Civil pudo comprobar, ya con la investigación más avanzada, que fue provocado "con unas hilachas empapadas con gasolina", colocadas de tal forma que las cisternas empezaran a arder por detrás. También contó que las cámaras de seguridad pudieron grabar, poco antes de que comenzaran a arder los camiones, la llegada de al menos dos vehículos a la explanada de la industria láctea.

Los daños ascenderían a entre 300.000 y 500.000 euros, contando tanto las partes dañadas de los vehículos como las 50 toneladas de leche que había almacenada en dos de las cisternas.