Una veintena de vacas de raza frisona en "un estado físico lamentable con aspecto famélico y extrema delgadez y con heridas abiertas en todo el cuerpo". Eso fue lo que se encontraron los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de Monforte en la inspección que realizaron en una explotación ganadera de la localidad lucense de Chantada para investigar las causas de la muerte de 40 reses de la granja destinadas a la producción de leche.

Al llegar a la instalación agraria, la patrulla se encontró, según fuentes del Instituto Armado, con "cadáveres en diferentes estados de composición" y en una cuadra vieja cercana a la vivienda del ganadero a otro cuatro bovinos "amarrados a una estructura metálica, con signos de desnutrición, heridas y el cuerpo cubierto de restos de sus propios excrementos".

Sin alimento

Ya en el interior de la explotación, los efectivos del Seprona hallaron más restos de esqueletos enterrados bajo el abono y en elevado estado de descomposición. De hecho, el abono acumulado -señalan- contaba con un espesor acumulado de 50 centímetros. La patrulla encontró más restos óseos y "putrefactos" de cadáveres mezclados con abono en dos grandes sacos de tela -de una tonelada aproximadamente- que había al fondo del pasillo de alimentación de los animales.

La alimentación para los animales fue precisamente lo que no encontraron los agentes durante la inspección de las instalaciones. El silo para guardar el pienso estaba vacío y los miembros del Seprona trasladados al lugar de los hechos tampoco encontraron ningún bolo de silo o de hierba almacenado que sirviesen como alimento al ganado en la explotación. En cuanto a los silos de forraje vegetal, apuntan que les comunicaron que presuntamente se habían terminado el pasado febrero.

Las pesquisas realizadas por la Guardia Civil en el marco de esta investigación -en la que también participan los servicios veterinarios de medio rural de la Xunta del área de Monforte- revelan que en esta granja hay censadas unas 63 reses, de las que habrían muerto por lo menos 39 bovinos de diferentes edades y otro de "corta edad" sin identificar.

Una vez realizada la inspección para comprobar y corroborar las "pésimas condiciones sanitarias y estructurales" de la explotación lucense, los efectivos del Seprona precintaron la instalación y se abrió una investigación a su dueño como presunto autor de un delito relacionado con la protección de animales domésticos, en concreto de maltrato animal por la muerte de 40 animales bovinos y 24 que presentaban "signos de desnutrición".