"América se encuentra en la cresta de la ola, pero el siguiente destino de las empresas será África, sobre todo los países de habla portuguesa. Asia será el futuro lejano, porque queda muy lejos y el problema del idioma sigue existiendo". De esta manera define un ingeniero que opera en una empresa con contratos en varios países el mapa de las firmas gallegas dedicadas a la obra pública. El año pasado, ya hubo proyectos en países como Angola y Senegal.

Las cifras avalan su percepción a pie de campo en una firma alejada de los focos que acaparan nombres como el grupo Puentes. Colombia, República Dominicana y Perú son los países que más contratos han adjudicado a empresas gallegas, según los datos de la CEG, entre 2008 y marzo de este año con 13 proyectos cada uno. Sin embargo, los dos primeros apenas acumulan uno desde 2014, mientras el tercero ha pasado de cinco contratos en 2013 a 2 en 2014 y uno el año pasado.

Las empresas han detectado que la primavera de inversión pública en América Latina, a pesar de la recomendación del Banco Mundial de la necesidad de inyectar un 7% del PIB regional en infraestructuras la próxima década, comienza tocar techo y urge buscar nuevos mercados. Los países objetivo siguen siendo Perú, Colombia, Panamá y México. Brasil suma dos años sin presencia gallega en sus adjudicaciones principales y Cuba solo ha contado con una en 2011.

La cercanía cultural y la ventaja del lenguaje han favorecido la presencia gallega en Latinoamérica, además de grandes proyectos públicos, pero han sido las grandes firmas las que más fácilmente se han comido el pastel. Las pymes topan con bastantes dificultades. "En España, ninguna firma foránea ha realizado obra pública. Fuera es igual, quieren favorecer a su tejido empresarial. Los pequeños tienen que buscar socios locales y subcontratar, con muchos problemas en algunos casos", comenta el citado ingeniero. "Es como una mordida", añade.

Los condicionantes clave en la búsqueda de mercados son la estabilidad económica, política y monetaria y la seguridad jurídica. "En Brasil, por ejemplo, la devaluación del real, con la crisis política que hay, puede provocar que pierdas el margen de beneficio de un proyecto. Además, los casos de corrupción han situado la licitación en cifras bajas y generado sospecha sobre todos los contratos", destaca este profesional. Por ello, la red Pexga ya ha recibido peticiones de ayuda para avalar o abaratar las pólizas de seguros que quieren suscribir las empresas gallegas que acuden al extranjero contra esa posible devaluación y así protegerse de un chasco comercial.