Su marido pasó la mitad de su corta vida -falleció a los 42- de emigrante en Alemania. De allí recibe Elisa Núñez, de Cangas, una pensión de viudedad de 600 euros al mes que, sumada a su esporádico trabajo en una fábrica, donde acude cuando hacen falta refuerzos a través de una ETT, le permite ir tirando a ella y a sus hijos. Los dos están sin trabajo y su hija, y su esposo y dos vástagos, viven bajo su techo.

En esas circunstancias, tuvo que recurrir a créditos para pagar sus deudas con la Agencia Tributaria, que en 2013 le planteó ponerse al día desde 2010. Ahora se agarra a que varias sentencias del Tribunal de Xustiza consideran que el convenio bilateral con Alemania eximía de declarar por las pensiones percibidas de ese país mientras estuvo en vigor, hasta 2013.

Núñez explica que paga "800 euros al mes" a Hacienda tras pedir que se le fraccionara el pago. Solicitó dos años y le dieron uno, pese a verse "empeñada hasta arriba". Incluso, dice, le cortaron la luz por no pagar y vendió su coche por no poder hacerse cargo de una avería. Esta viuda, que para Hacienda tiene tres pagadores (su pensión, un empleo en el que no sabe si irá a trabajar mañana y el paro cuando no trabaja), reclamó, sin suerte hasta el momento, los años que la Agencia Tributaria le exige, "más o menos 9.000 euros", y tuvo que recurrir a un abogado. "Esto tardará un año o más, lo que ellos quieran, pero mientras tú vives así", lamenta. Se confiesa "desesperada". "Sigo luchando pero a veces llegas al día 15 y te quedan 100 euros y te preguntas cómo acabarás el mes", añade. "Esto no es vida", afirma, mientras imagina ya cómo pagará lo que viene ahora.