El matadero gallego Frigoríficos Bandeira contó el mes pasado con dos animales de récord. Acostumbrados a bueyes de grandes proporciones, en esta ocasión fueron dos vacas las que marcaron la diferencia. Los ejemplares, llegados desde la localidad coruñesa de Cerceda, se aproximan a los 1.500 kilos en canal. Los expertos destacan no solo las dimensiones de los animales sino la calidad de la carne debido a la alimentación que han tenido las dos reses.

"Son unos animales extraordinarios y su carne será excepcional". Así las presentaban y coincidían en señalar todos aquellos que tuvieron la oportunidad de ver dos grandes vacas de carne que esta semana llegaron a A Bandeira (Pontevedra) para ser sacrificadas. Los ejemplares instauraron un nuevo récord en el matadero Frigoríficos Bandeira, de Silleda, que aunque acostumbrados a contar con animales de gran tamaño, reconocían que es la primera vez que se encontraban con vacas de estas dimensiones. "En bueyes es frecuente que se alcance este tamaño pero en vacas no es nada habitual", apuntaban los responsables.

Y si ya en un principio apuntaban maneras, una vez sacrificadas, las expectativas no se quedaron atrás. Los ejemplares se acercaban a los 1.500 kilos con una carne de gran calidad. "Tendrán una buena capa de grasa, y eso para la carne es fundamental", explicaban. "A veces la gente prefiere que los animales que cría no tengan grasa pero eso se nota, y mucho, en el sabor de la carne", destacaban los especialistas. Aunque entre ambos ejemplares se apreciaban diferencias. Una de ellas alcanzó los 800 kilos en canal mientras que la otra se situó en los 664 kilos. "Son casos únicos -aseguran-, es muy raro encontrar ejemplares así en España y Portugal". Son también de razas distintas, una rubia gallega y otra limousin.

Las vacas procedían de una casa de labranza situada en el concello coruñés de Cerceda, donde su dueña les dio a lo largo de toda su vida una alimentación a base de productos naturales y sin apenas transformación. Bonita y Loura se alimentaron a base de hierba verde y seca, maíz y harina de maíz, nada de silos ni piensos. Ingerían una media de 12 kilos de harina y maíz al día.

Las reses, de cuatro años, recibían todos los cuidados de su dueña, que incluso se levantaba de noche para comprobar que descansaban además de bañarlas asiduamente con agua templada y cepillarlas a diario. No en vano, no es la primera vez que esta ganadería familiar cuenta con animales de grandes dimensiones. Lolita, una vaca que rondaba los 1.500 kilos viva también se hizo conocida en media España. "No es la primera vez que traemos vacas de esta ganadería, pero nunca antes así", comentaban desde el matadero. En esta ocasión los ejemplares rondaron los 8.000 euros cada una.

Y si la alimentación es clave, también el tratamiento de la carne una vez sacrificadas debe ser acorde a las dimensiones de estos animales. "El cliente es quien decide después el tiempo que permanece en la cámara, a partir de los 30 días ya es apto pero ahora hay incluso maduraciones extremas que pasan de los 100 días" refieren.

Esta carne de 10 tiene ya destino fijo. Antonio Delacasa, responsable de Grupo Norteños, se interesaba en el matadero gallego por una carne excepcional con sello gallego para la feria especializada Alimentaria en Barcelona.