Son las ocho de la mañana, la persiana de la habitación se levanta automáticamente, se activa el equipo de música y la cafetera, previamente programada, empieza a funcionar. Así se despertarán en un futuro los residentes en un hogar digital. Los electrodomésticos también serán inteligentes y, por ejemplo, una alarma sonará en la nevera cada vez que falte leche o cualquier otro producto básico.

Las prestaciones de la domótica son infinitas y están ya empezando a convertirse en realidad. De momento, lo que pretende la Xunta es que las nuevas viviendas que se construyan estén, al menos, adaptadas para desplegar un hogar digital básico. Este mínimo incluye, no solo el acceso a telefonía básica, banda ancha, televisión digital, satélite y por cable sino también otras medidas de control de la vivienda. Así por ejemplo, todas las casas deberán tener un programador de calefacción y un control remoto para las persianas.

Uno de los objetivos del hogar digital es el ahorro energético. Para ello se instalarán reguladores lumínicos, que permitan controlar la intensidad de la luz en cada estancia. También se dotará a las viviendas de reguladores que ajustarán la iluminación a la luz natural y se instalarán dispositivos de encendido y apagado cuando se detecte la presencia de alguna persona.

La seguridad es otra de las aplicaciones de la domótica. Se exigirán infraestructuras para instalar alarmas de incendios, detectores de escapes de gas y de inundaciones. Se podrán instalar sensores que detecten la presencia de intrusos en la casa y un botón de pánico para alertar a las autoridades.