Francisco Garzón, el maquinista que conducía el tren la fatídica noche del 24 de julio de 2013, es el único imputado por el accidente. El juez Andrés Lago le atribuye 80 delitos de homicidio por una imprudencia grave profesional debido al exceso de velocidad a la que circulaba el tren siniestrado.

El magistrado anterior que llevaba el caso llegó a imputar hasta en dos ocasiones a doce cargos de Adif, pero la Audiencia las anuló. Tras conocer la reapertura del caso, el abogado del maquinista, Manuel Prieto Romero, señaló que "es de justicia" y que "ahora se aclararán muchas cosas". "La verdadera responsabilidad no está en el maquinista", alegó el abogado.

Según explicó, un trágico siniestro como el acontecido no pasaría si se hace un "análisis de riesgo" y hay medidas de protección suficientes que solventen cualquier "lapsus", pero éste debería tener carácter previo.