Las administraciones tienen ahorros, como las familias, y de ellos viene otra fuente de financiación con la remuneración que reciben de los bancos. En un escenario de tipos de interés bajísimos, el sector público no es una excepción en la poca rentabilidad de los depósitos. La Xunta solo logró 1,1 millones de euros el pasado año por esta vía. El mínimo, al menos, desde 2002, hasta donde llegan las publicaciones de ejecución presupuestaria autonómica.

Y un mínimo con muchísima diferencia respecto al anterior. Fue en 2011, cuando los intereses de las cuentas reportaron 3,4 millones de euros, el triple que en 2015. La evolución con respecto a 2014 es contundente. La caída supera el 85%. En aquel momento fueron 7,5 millones. El primer sorprendido de la evolución de los tipos es el propio Gobierno gallego, que preveía algo más de ocho millones el pasado ejercicio por la remuneración de sus depósitos. "Los derechos reconocidos netos se redujeron en 2005 a consecuencia de la bajada inédita en los tipos de interés que se produjo el año pasado", explica la Consellería de Facenda, que pone el acento en el otro efecto que tienen los tipos bajos. El de la deuda. "Estaba bajada -en los depósitos- se vio más que compensada por el ahorro en el gasto financiero", añade. En total, el descenso de la carga de la deuda fue de 56 millones de euros. Hay que recordar que la Xunta recurrió el pasado año a la financiación a interés cero ofertada por el Gobierno central.

Los intereses de las cuentas llegaron a aportar 50 millones en 2008. En 2007 superaron los 35 millones. Y alrededor de 20 millones en 2006 y 2009.