El Sindicato Labrego Galego presentó tanto en Bruselas como en el Congreso en los últimos meses el informe Propiedade, mobilidade de terras e valorización territorial sobre la superficie agrícola en Galicia, en el que se destaca que desde 1985 en Galicia se perdieron 265.000 hectáreas de superficie agraria útil. El minifundio y la propiedad muy repartida caracterizan la estructura de la tierra en la comunidad gallega, que en el informe aparece como ejemplo contrario a los casos de latifundio y fuerte concetración como Extremadura. La secretaria xeral de la organización, Isabel Vilalba, alerta de que en los últimos años son cada vez más las hectáreas que acaban en manos de grandes empresas para fines que "no tienen que ver con la producción de alimentos". Este fenómeno que Vilalba califica como "eucaliptización" acapara, según el sindicato, 190.000 hectáreas en los montes gallegos, que alcanzan las 396.000 si se suman las plantaciones mixtas de eucalipto y otras especies arbóreas. La organización también apuesta por la defensa de los montes comunales, un modelo de propiedad comunitaria que -avisan- también se encuentra amenazado por las tentativas de privatización.

El texto recoge además que en la última década las pequeñas y medianas explotaciones perdieron el control sobre el 17% de las tierras europeas. En el caso de España, la agricultura familiar pasó de controlar el 15% de la tierra a tan solo el 7%, y más de un millar de fincas poseen el doble de tierra que las 503.082 granjas más pequeñas. Desde el sindicato denuncian la "injusticia" al acaparar estas familias terratenientes buena parte de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC).

Por eso, abogan por "una política de tierras acorde con una nueva política agraria que favorezca y apoye un modelo productivo social y sostenible, sitúe la tierra como bien común al servicio de la sociedade para producir alimentos saludables".