Es complicado en el momento de elaborar las cuentas autonómicas, dos o tres meses antes de que se inicie el ejercicio, marcar una estimación perfecta de lo que darán de sí las irregularidades que la Xunta puede detectar con cargo a sus competencias y, por lo tanto, imponer las correspondientes sanciones. De ahí que el cálculo se aleje bastante de lo que sucede después. El doble de lo contemplado en 2015. En recargos y multas, los presupuestos preveían 13 millones. La recaudación, sin embargo, escaló a los 14,2 millones y al cierre contable quedaban pendientes de recibir otros 32,8 millones.

Por sanciones de las consellerías vendrían 12 millones. Fueron realmente 24 millones, de los que 1,9 millones están a la espera de ingreso. "El proceder habitual de la Administración gallega es realizar una previsión del ingreso muy prudente. En todo caso, el comportamiento de este concepto en 2015 fue similar al del año anterior, sin variaciones significativas en la recaudación", explican fuentes de la Consellería de Facenda.