La tasa de natalidad en España está solo ligeramente por debajo de la media de la Unión Europea (9 nacimientos por cada 1.000 habitantes frente a 10,1). Sin embargo, dentro del territorio nacional las diferencias entre comunidades son importantes.

En los extremos están Asturias, Castilla y León y Galicia, las autonomías con menos alumbramientos en relación a su población, y, encabezando el ranking, Murcia, Madrid y Andalucía. Entre unas y otras la brecha se sitúa en el 40%: los 10 partos por cada millar de habitantes de las más pujantes demográficamente frente a los 6,7 que suman de media las tres autonomías con más declive (Asturias, con un 6,2, Castilla y León, con un 7, y Galicia con un 7,1).

Para situarse en la media nacional, estas tres comunidades tendrían que incrementar su natalidad en un 25%.

Haz click para ampliar el gráfico

Tasa de mortalidad

Y mientras están a la cola en tasa de natalidad, Asturias, Castilla y León y Galicia se sitúan a la cabeza en mortalidad. Las defunciones por cada 1.000 habitantes son un 33% superiores a la media nacional, según las últimas estadísticas publicadas esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En el número uno, con más defunciones en España, está la comunidad asturiana (13 por cada millar de personas), seguida de Castilla y León (11,9) y Galicia (11,6).

El declive demográfico ya no es solo un problema del noroeste español. La sangría poblacional se extiende más allá de las fronteras de Galicia y sus comunidades vecinas. Fue a partir de mediados de los ochenta cuando en España se abrió la primera brecha entre nacimientos y defunciones, pero la herida estaba muy localizada. Galicia, Asturias y Castilla y León, junto a Aragón, fueron las comunidades que antes estrenaron un saldo negativo: la gente que se moría empezó a superar ya a los alumbramientos. Desde entonces, el noroeste se convirtió en paradigma de desierto demográfico. Pero poco a poco otras comunidades se han visto contagiadas, un proceso que se ha ido intensificando en los últimos cinco años. En 2011 presentaban un saldo vegetativo negativo seis comunidades -Galicia, Castilla y León, Asturias, Aragón, Extremadura y Cantabria-. Ahora ya suman diez al incluir a País Vasco, Castilla-La Mancha, La Rioja y la Comunidad Valenciana.

Pero además, entre las siete que todavía ganan población, su crecimiento, por la diferencia entre nacimientos y defunciones, es cada vez más tenue. Y por esa razón en España por primera vez desde que hay registros los fallecimientos ya superan a los partos.

Asturias lleva ya 30 años perdiendo población, Aragón 29 y Galicia y Castilla y León iniciaron su declive demográfico hace 28 años. A pesar de empezar unos años más tarde, la comunidad gallega lleva encabezando, sin embargo, la pérdida poblacional por la baja natalidad al menos en los últimos cinco años. El segundo lugar lo ocupa la región castellano-leonesa y el tercer lugar Asturias.

La pérdida poblacional que suman estas tres comunidades se situó en 2015 en un total de 31.241 habitantes y en el último quinquenio la diferencia entre natalidad y mortalidad le ha supuesto un saldo negativo de casi 130.000 personas.

Aragón, a pesar de que lleva en número rojos desde 1986, su desfase entre nacimientos y defunciones siempre ha sido más suave que los desequilibrios más bruscos que sufrían las comunidades del noroeste. Los casi 3.000 habitantes que perdió el pasado año están lejos de los 7.089 de Asturias, los 11.883 de Castilla y León o los 12.269 de Galicia.

Evolución

La última comunidad en entrar en recesión demográfica ha sido la Comunidad Valenciana. En 2014 registraba un balance positivo entre nacimientos y defunciones de 2.565. Y solo un año después pierde 1.009 habitantes, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Castilla-La Mancha entró ya en el año 2014 a formar parte del club de comunidades en retroceso demográfico. En 2011 podía presumir de una natalidad que superaba en 3.311 el número de muertes. Pero ahora ya pierde 1.713 habitantes.

En el norte, País Vasco se ha dejado arrastrar por sus vecinas y de ganar población se ha convertido en la quinta comunidad con mayor saldo vegetativo negativo. Cerró 2015 con 2.663 habitantes menos, cuando solo cinco años atrás sumaba 1.323 vecinos por el empuje de la natalidad.

En La Rioja los cambios no han sido tan abruptos pero igualmente se ha pasado al grupo de comunidades afectadas por la depresión demográfica. En 2011 su población crecía en 287 personas y ahora ya está en negativo con 355 defunciones más que nacimientos.

Son ya mayoría, por lo tanto, las autonomías que registran un saldo negativo. Resisten mejor Madrid, Andalucía y Cataluña. Aún así, su crecimiento se ha reducido notablemente en los últimos años.

La comunidad madrileña registró 17.912 nacimientos más que defunciones durante el año pasado, pero esta cifra es casi la mitad del incremento poblacional que experimentaba en 2011 cuando su saldo positivo superaba los 30.400. Y lo mismo le ocurre a Andalucía. De crecer en 23.850 habitantes hace cinco años, ahora su aumento demográfico se queda en 8.546.

Pero con mayor intensidad ha sido la caída sufrida por Cataluña. Aunque se mantiene en números positivos, solo ganó 5.092 vecinos el año pasado, frente a los 21.059 de 2011.