El buque hidrográfico Tofiño recorrerá cada milla de la costa coruñesa para medir sus mares. Los trabajos hidrográficos y oceanográficos para actualizar la cartografía náutica en la zona, una documentación esencial para la navegación, se prolongarán hasta finales del próximo mes de julio. El puerto de A Coruña ha sido en los últimos cinco días el punto de descanso del buque de la Armada. Tofiño atracó en el muelle de Méndez Núñez el martes pasado y hoy domingo retomará su singladura dentro de la campaña de actualización de los mapas del mar de A Coruña, una información que recoge los puertos que se han modificado, se comprueba la disposición de los muelles así como la profundidad que hay en las dársenas y las zonas de fondeo. Todos esos datos son fundamentales para los buques mercantes, pesqueros y deportivos, que tienen la obligación de mantener actualizada su cartografía náutica y sus derroteros.

Dentro del Plan Cartográfico de las Fuerzas Armadas, que tiene una periodicidad cuatrianual, la principal misión de la flotilla de la Armada es poner al día la cartografía náutica oficial mediante la adquisición de datos batimétricos y oceanográficos. En esta campaña, el buque Tofiño ya ha actualizado el puerto exterior de A Coruña y las instalaciones portuarias de Malpica, así como las zonas de navegación costera y bajos de interés entre la costa de las islas Sisargas y A Coruña, según informa la Armada. Con estos datos, junto con los recogidos por el otro buque de altura Malaspina o el costero Antares y las lanchas Astrolabio, Escandallo y Sondaleza, se elaborará finalmente la Cartografía Náutica Oficial de España.

Las campañas hidrográficas de la Armada suelen hacerse en verano ya que para la recogida de estos datos obliga a la tripulación a estar pendiente de la meteorología. En la actualidad suelen navegar una media de cuatro meses al año, aunque antes de que estallase la crisis lo habían durante más de medio año.

Entre las funciones que lleva a cabo el buque Tofiño, destacan levantamientos hidrográficos, trabajos oceanográficos y exploraciones del relieve submarino en las zonas nacionales o en otras en las que el Estado español acceda a realizarlos como resultado de los convenios internacionales, actualización de derroteros, libros de faros, libro de ayudas radioeléctricas, que contienen informaciones que describen la costa, sus peligros y sus señales. Todos esos datos, cotejados en puerto con entrevistas con autoridades portuarias, cofradías de pescadores y clubes náuticos, les permite obtener una información más amplia que resultará de ayuda los navegantes de la zona.

Para llevar a cabo estos trabajos, la flotilla hidrográfica de la Armada cuenta con modernos sondadores de tecnología Multihaz (Simrad EM-300 y EM-3002) que proporcionan la cobertura total del fondo marino, cumpliendo así con los requisitos de máxima calidad exigidos por la Organización Hidrográfica Internacional (OHI). También cuenta con dos botes hidrográficos que permiten la obtención de las sondas más cercanas a costa, aproximándose allí el bote a donde el buque no puede llegar. Estas embarcaciones realizan su actividad con un sondador interferométrico de última generación denominado Geoswath 500.

Las sondas con las que se trabaja en la Armada se basan en la velocidad del sonido, con una campana acústica que insonoriza el agua, obteniendo así el punto de profundidad. En la actualidad, esas sondas son multihaz, frente a las antiguas monohaz que solo determinaban la profundidad de un punto. Pero ahora emiten distintas frecuencias que cubren una distancia determinada y la totalidad del fondo marino.

Una vez recogida toda esta información, comienza el procesado de datos. Realizada una primera validación se manda al Instituto Hidrográfica Marina (IHM), que será el encargado de realizar la validación definitiva. Y así se llega a la carta náutica: un producto que se actualiza semanalmente con los avisos a navegantes, que también se publican en papel. Estas también se imprimen en el IHM, desde donde se distribuyen a las librerías especializadas para su venta.

Pecios hundidos

Pero la tarea de estos buques hidrográficos de la Armada no se limita a la actualización de las cartas náuticas. Tanto Tofiño como Malaspina realizan misiones de búsqueda de pecios y determinan su posicionamiento, una información de carácter reservado para evitar que sean expoliados por cazatesoreros.

El Tofiño, segundo buque de la clase Malaspina, fue construido por la Empresa Nacional Bazán -actualmente Navantia- en San Fernando (Cádiz). Su construcción se inició a finales del año 1972 y fue entregado a la Armada en abril de 1975.

Tofiño tiene un desplazamiento de 1.190 toneladas, una eslora de 58 metros, 12 metros de manga y un calado de 5,2 metros. Su dotación es de 50 personas y tiene una autonomía de 4.000 millas náuticas, lo que le permite estar en la mar un periodo máximo de 25 días.