Castelao imaginó los "Estados Unidos de Europa" en su Siempre en Galicia, recordó ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en la entrega de las medallas que llevan el nombre del galleguista, un foro desde el que lanzó un mensaje europeísta y de reafirmación de fe en "un proyecto grandioso que el trabajo de millones de europeos está haciendo posible".

Ante acontecimientos "recientes", como el Brexit, que "alertan de que la Unión Europea, como cualquier otra obra humana, no es irreversible", el mandatario animó a "cultivar" y a "defender" el proyecto para que "las generaciones futuras no tengan que decir que fue un sueño". Frente a "los dogmáticos" que "envueltos en banderas sienten una alegría ante los problemas" de la UE y a "los críticos sistemáticos", Feijóo opuso el patrionismo "cívico, razonable, amable y compatible con otros". "No le pongáis defectos a la obra hasta que no se acabe; el que piense que va mal que trabaje en ella, hay sitio para todos", afirmó, citando a Castelao. "Hay sitio para todos en Galicia, en España y en la Europa de hoy", proclamó.

También Xerardo Estévez, exalcalde socialista de Santiago que ayer recogió una medalla Castelao, habló de "todos" cuando reivindicó Bonaval como un espacio "simbólico" que "representa nuestra autonomía" y en el que "caben todos". "Esta es la transversalidad inteligente que necesitamos", sostuvo el galardonado, de quien Feijóo destacó que "modeló" Santiago y lo hizo "con consenso y democracia". La neuroquímica Teresa Miras Portugal -una autoridad "internacional" en su campo, recalcó Feijóo- subrayó que la "emblemática medalla" que recogió convierte a todos en "hermanos". La científica de O Carballiño defendió su área profesional: "No se pueden ahorrar esfuerzos en el apoyo al desarrollo de la investigación".

Alfredo Conde (Allariz), en cuya obra ve el titular de la Xunta "una aportación clave a la moderna literatura europea", recordó a sus padres, que le enseñaron a "amar" y a "escribir" en su lengua, y agradeció una medalla que lleva el nombre "de quien no abrió ni una autopista en este país, pero sí caminos por los que aún se transitan".

"Cien años de galleguidad", en los que "demostraron que se puede internacionalizar la cultura y tradición gallegas sin que pierda su esencia", como dijo Feijóo, avalan a Cántigas da Terra (A Coruña). Su presidente, Hugo López, no obstante, alertó de que los coros caminan "hacia un entierro silencioso", por lo que instó a "darles vida". "Sumaos a este sentir que canta con corazón y emoción por lo propio", pidió.

Como embajador de la cultura gallega fue reconocido Xosé Antonio Vilaboa (Forcarei), que preside la Federación Guipuzcoana de Casas Regionales, a quien Feijóo se refirió como una prueba de que "la emigración no es desarraigo".

A Bonaval acudieron numerosos miembros de la sociedad civil, conselleiros, diputados, el presidente del Parlamento gallego, el delegado del Gobierno y los alcaldes de varias ciudades, entre ellos el de Santiago, Martiño Noriega, cuya ausencia fue afeada por el PP el año pasado.