Las estadísticas siguen confirmando lo que va camino de convertirse en un tópico: Galicia no es un país para jóvenes. En los últimos quince años la comunidad se ha hecho más vieja y se ha dejado por el camino a uno de cada tres adolescentes. Si se examina la población de entre 15 y 19 años de 2002 y se la compara con la provisional que ofrece el Instituto Nacional de Estadística para el 1 de enero de este mismo año, se puede constatar una reducción de los integrantes de esta franja de edad de casi el 33%, al pasar de los 155.992 a los 104.739. Pero lo que adelgaza la baja natalidad por un lado lo engorda la esperanza de vida por el otro, ya que paralelamente a lo largo de esos tres lustros Galicia ha visto crecer la cifra de sus jubilados en un 16%, desde los 568.417 de 65 o más años de 2002 a los 661.296 del último dato (aún provisional) aportado por el INE.

Pero los adolescentes no son los únicos que ven cómo su peso en la población va menguando progresivamente. Los veinteañeros no corren mejor suerte: el colectivo que va de los 20 a los 29 años se redujo en casi un 41% en 15 años. Entre los 30 y los 34 la caída es menos acusada, del 16%. A partir de los 35, la tendencia general -con la excepción del quinquenio de los 65 a 69- es a sumar más integrantes que en 2002.

Las sucesivas estadísticas que publica el INE no hacen más que confirmar el declive de la población gallega. Si hace unos días ratificaba que otra vez hubo más fallecimientos que nacimientos en la comunidad, las cifras de residentes publicadas ayer concluyen que a 1 de enero de este año Galicia contaba con 2.720.668 habitantes, 13.988 menos que un año atrás.

Ese dato la convierte en la segunda autonomía que más se desangra en números absolutos, después de Castilla y León, que pierde más de 23.000. Porcentualmente, no obstante, se sitúa en el sexto lugar entre las autonomías que más residentes pierden, dado que Galicia cedió el 0,51% de sus vecinos, mientras que en Castilla y León casi se redujeron en un punto. En todo caso, esos 2,72 millones suponen para Galicia retrotraer la población a niveles del año 2005, hace más de una década, cuando incluso se registraban 11 habitantes más.

El principal culpable de la mengua de residentes fue biológico: nacieron menos de los que murieron. Por esa causa Galicia, aún con datos provisionales, perdió 12.269 ciudadanos, la cifra más alta de las autonomías. A eso se suma un saldo migratorio interior (con otras comunidades) negativo, que borra a otras 1.882 personas del censo, que no es compensado con los 163 que gana gracias a un saldo migratorio exterior positivo: más inmigrantes -en una tercera parte nacidos en Sudamérica- que emigrantes.