Minutos después de las ocho de la tarde del pasado domingo -cuando se acababan de cerrar los colegios electorales-, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el ente que agrupa a las empresas estatales, comunicaba los resultados de 2015: 151 millones de pérdidas, un 80% más que un año antes.

El Consejo de Administración, que había aprobado las cuentas ese fin de semana, achacaba los números rojos (por segundo año consecutivo) a la compañía minera asturiana Hunosa, pero sobre todo, a Navantia, que el pasado mes de marzo anunció que había cerrado 2015 con unas pérdidas de 160 millones, la mayor cuantía de su historia. La SEPI aseguró que la caída de los pedidos y el retraso en la entrega de otros encargos habían lastrado las cuentas de los astilleros.

Pero los representantes de los trabajadores discrepan de esta versión. El comité de empresa achaca las pérdidas, en primer lugar, a la falta de carga de trabajo y, en segundo, al cambio de sistema de producción implantado hace dos años, que ha encarecido los costes y "ha provocado más retrasos que avances".

Los astilleros públicos ferrolanos, pese al encargo del flotel de Pemex, los jackets para Iberdrola y el BAM para la Armada siguen en unos niveles muy bajos de actividad. Sin embargo, es en la modificación del modelo de trabajo en el que todos coinciden como la gran causa de que Navantia haya sumado 190 millones de pérdidas en los últimos dos ejercicios. Desde 2008 ya son 560.

Hace dos años, Navantia implantó el sistema de gestión Lean, un modelo de producción que busca una mejora en los tiempos y una reducción de costes. Todo ello para conseguir una mayor eficiencia en la construcción de los barcos.

Este modelo lo desarrolló Toyota en la segunda mitad del siglo XX y se ha exportado a numerosos países en los últimos 40 años. Airbus, Boeing, Mercedes, General Motors, Peugeot o Citroën lo han implantado. Pero sus detractores aseguran que es un modelo aplicable en fabricaciones en cadena, pero no en astilleros, a no ser que se construyan largas series de busques similares. Algo que no hace Navantia.

"Es un método de trabajo para aplicar a la producción en cadena. Cuando es en cadena puede funcionar, pero no en el naval que construimos barcos diferentes y de diferente tamaño. Es una idea que se le ha metido en la cabeza al presidente de la empresa (José Manuel Revuelta). Él procede de una planta cementera y quizá ahí funcione, pero no en un astillero", destaca Jorge Prieto, presidente del comité de empresa de Navantia Fene.

Prieto insiste en achacar la crisis que viven los astilleros, además de a la falta de carga de trabajo, "a un modelo de gestión errado de principio a fin". "Distorsiona la producción y provoca retrasos. Luego el presidente intenta justificar su mala gestión y achaca los retrasos a los trabajadores", se queja.

Fuentes de los trabajadores también confirman que la implantación del modelo Lean "ha traído más retrasos que avances". "Resulta muy extraño que en 2014 las pérdidas sumasen 29 millones y en 2015 fuesen 160. Es muy extraño y no es debido al coste de personal", explican.

Por último, los representantes de los trabajadores de los astilleros ferrolanos reconocen que no todos los centros de trabajos tienen pérdidas. Por ejemplo, aseguran, el de Cartagena, donde se está construyendo un submarino, y el de Puerto Real, que ha estado dos años sin carga de trabajo, son los que lastran las cuentas de Navantia.