La Xunta cumplió en 2014 el límite de déficit permitido, pero sus cuentas encierran estrategias contables que desdibujan el desembolso real que acometió, usando el fondo de imprevistos como una forma de financiar gasto corriente, además de incurrir en "deficiencias" como posponer gastos que debieron computarse en ese ejercicio. Estas son unas de las conclusiones de la fiscalización realizada por el Consello de Contas sobre los presupuestos autonómicos de hace dos ejercicios. Al Ejecutivo de Alberto Núñez Feijóo le afea recurrir a esta artimaña, "permitiendo alterar los límites fijados por la normativa" para transferir recursos a determinadas partidas. En el citado ejercicio, el fondo para imprevistos ascendía a 43,6 millones, pero la factura final rozó los 160. Además, desvió de su destino inicial 683,2 millones, 571 menos que en el año 2013.

El balance del organismo fiscalizador censura la ingeniería contable del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, a pesar de reconocer el superávit de 147,9 millones ese año y la bajada del gasto total. Pero alerta de nuevo, como hizo en 2012, ante el abuso del denominado Fondo 621 Imprevistos e funcións non clasificadas como puerta de atrás para pagar gasto corriente y, por tanto, previsible, como personal o fármacos.

"[El fondo] lejos de servir para la atención de gastos imprevistos y no discrecionales, constituyó una herramienta para la cobertura de gastos (principalmente gasto corriente) que son objeto de una deficiente presupuestación, por escasamente realista, y que son reiteradamente presupuestados a la baja para dotarlos del crédito necesario a lo largo del ejercicio, a veces incluso en base a estimaciones y no a necesidades surgidas", indica uno de los informes entregado ayer por el conselleiro maior, José Antonio Redondo, al presidente del Parlamento, Miguel Santalices.

La movilidad entre las diferentes partidas de las cuentas resulta una práctica habitual: lo que sobra o no puede gastarse en un aspecto, se deriva a otro más prioritario. Contas afea un abuso de este mecanismo porque distorsiona los presupuestos aprobados, que acaban por alejarse demasiado del gasto final. Mediante ampliaciones, generaciones o bajas de crédito, la Xunta cambió el destino de 683 millones de euros, como consta en una información de la Conta Xeral del Ejecutivo que el fiscalizador considera "desestructurada e insuficiente".

Por su parte, la Consellería de Facenda replica que "sigue mejorando" su gestión financiera y presupuestaria, alegando que "mejora" en aspectos criticados por Contas. Por ejemplo, cita un descenso del 29% en el gasto trasladado al ejercicio siguiente, mientras que las modificaciones presupuestarias citadas cayeron un 40%. Además, proclama que atenderá las recomendaciones del órgano fiscalizador "como se hace desde 2009".