Los alcaldes miraron con lupa cada gasto nada más notar los primeros síntomas de la recesión. Ahorro y tijeretazo fueron las recetas para combatir la crisis, junto con el balón de oxígeno que dieron a sus arcas el aumento de impuestos y tasas. Entre 2009 y 2015, los ayuntamientos gallegos redujeron sus gastos en más de 477 millones, al pasar de los más de 2.708 millones que desembolsaron hace siete años a los poco más de 2.231 del ejercicio pasado, lo que supone un recorte de más del 17%. En los peores años de la crisis, los concellos metieron cada vez más tijera a las partidas de gastos pero desde 2013 se permitieron gastar más pese a que ese año todavía no habían aumentado los ingresos.