Las arcas autonómicas ingresaron en los cinco primeros meses del año 45,57 millones por el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, lo que supone un 18% menos que la recaudación registrada en el mismo periodo del pasado año, cuando el montante había ascendido a 55,5 millones.

La diferencia entre una cifra y otra se debe fundamentalmente a la entrada en vigor, desde enero de este año, de la rebaja fiscal que la Xunta ha comenzado a aplicar en el tributo que se paga por recibir las herencias y que llevaba a que, ejercicio tras ejercicio, se incrementara el número de gallegos que renunciaban al legado familiar ante la imposibilidad de atender sus obligaciones con la hacienda pública.

A partir de junio se calcula que los efectos de la rebaja fiscal se noten todavía más en las arcas autonómicas, dado que en el segundo semestre ya no habrá pendientes de pago tributos sometidos al anterior régimen, que tenían unos de los tipos más altos del Estado. Las diferencias con años anteriores -a la altura del mes de mayo- son evidentes, según los datos de ejecución presupuestaria difundidos por el Ministerio de Hacienda. En los cinco primeros meses de 2014, la Xunta ya había recaudado 62 millones por el Impuesto de Sucesiones. Al año siguiente, la cantidad bajó a 55,5, pero ahora está en los 45,5, un 18% menos que el ejercicio anterior y casi un 30% inferior a los números de 2014.

Tras años en la parte alta del ranking autonómico con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones más gravoso, las modificaciones fiscales aprobadas por la Xunta el pasado ejercicio para que entraran en vigor en el presente, le han dado un vuelco a la situación.

Galicia ha dejado de ser la sexta comunidad con el tributo más caro para pasar a convertirse en la más barata, ya que decidió eximir del pago a las herencias inferiores a los 400.000 euros, que supondrá que el 99% de los gallegos -según los cálculos del Gobierno gallego- no tengan que tributar por este concepto en adelante. Se calcula que unos 45.000 contribuyentes se beneficiarán de esta medida en la comunidad.

Con respecto al modelo vigente hasta el pasado año, la principal novedad que se ha incorporado está en los efectos para los herederos mayores de 25 años, que a partir de enero han dejado de tributar por cuotas líquidas inferiores a los 400.000 euros. Y cuando superen este límite lo harán solo por la diferencia a partir de ese mínimo. Antes, el techo estaba en 125.000 euros, con la particularidad de que sobrepasada esa cuantía solo estaban exentos los primeros 18.000 euros.

El tener uno de los tributos de sucesiones más altos de España había provocado que año tras año se incrementase el número de renuncias a las herencias en Galicia ante las dificultades para pagar los impuestos correspondientes. Una tendencia que se agravó durante la crisis, porque si en 2008 solo se contabilizaron 737 renuncias, en 2015 se cerró el ejercicio con 2.306, la cifra más alta desde que hay registros.