El PP subió ayer hasta el Pico Sacro para lanzar oficialmente la precampaña electoral y anunciar el mensaje central para convencer a los electores los próximos 54 días resumido en estabilidad frente a inestabilidad, proyecto frente a improvisación, líder arropado por todos frente a pugnas internas y falta de concreción, de momento, en sus rivales.

El líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, reclamó a los suyos, en el simbólico monte al que peregrinó Castelao, aparcar las vacaciones este mes de agosto y convencer a los desencantados de la "política 2.0", en alusión a las mareas, y a los defraudados por los recortes del PP que dejaron sus siglas en las municipales de 2015 y conseguir así una "mayoría excepcional". De lograr su tercera mayoría absoluta Feijóo contaría con un currículo que lo situaría en primera línea de la posible sucesión de Mariano Rajoy, el mantra que lo acompaña desde su desembarco en la política gallega, y del que ayer huyó para reivindicar que lo suyo es "Galicia, Galicia y Galicia". De hecho, ha prometido cumplir sus cuatro años de presidente, si es reelegido, aunque dejará el Parlamento si pierde y la ciudadanía lo manda a la oposición.

Un día después de la publicación del decreto que fija las elecciones el 25 de septiembre, el PP quiso organizar un acto de tintes electorales con la junta directiva del partido arropando a Feijóo. La idea pasaba por transmitir unidad mientras las candidaturas de sus principales rivales aún están en el aire. Aunque pidió a los suyos centrarse en proclamar los logros de su gobierno, no escatimó dardos a la oposición, ironizando con que a Xoaquín Fernández Leiceaga le gustaría contar con el aval interno que él tiene en el PP y afeando a En Marea "que aún no sabe qué va a presentar". Pese a ello, reclamó a los populares "no entrar en peleas" y hacer bandera de su capacidad para gestionar. "Somos más trascendentes que la política 2.0", arengó a los suyos tras subir al pico de Boqueixón y recordar las palabras de Castelao, que lo definió como el "altar de Galicia". También fue el lugar al que peregrinó con otros galleguistas en 1925 para reivindicar un Día Nacional de Galicia prohibido por la dictadura.

Feijóo quiso trazar un paralelismo, de nuevo, entre Galicia y España. En su opinión, el Estado debería tomar nota de la "estabilidad" que en la comunidad ha garantizado su partido. También presumió de ser la segunda autonomía con mayor descenso del paro en julio, mes en que bajó de los 200.000 parados por primera vez en siete años por el auge turístico, y del apoyo al naval, pese a las dudas abiertas por la crisis de Pemex y al tímido avance de la economía. "Mientras en España hubo elecciones por irresponsabilidad, en Galicia las hay por responsabilidad", justificó el adelanto de los comicios al 25-S, culpando al PSOE de no permitir la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno.