María Bragán es natural de Rumanía y lleva 12 años en España. Marcia Centurión procede de Paraguay y lleva siete. Las dos viven en Santiago y tienen en común su deseo de conseguir la nacionalidad española. Desde el pasado mes de octubre todos los ciudadanos extranjeros que quieran el pasaporte deber realizar un examen de "conocimientos constitucionales y socioculturales de España". Y si proceden de un país de habla no hispana -como es el caso de María Bragán- tendrán que pasar otra prueba en la que deben demostrar el conocimiento "básico" del idioma español, según aseguran desde el Instituto Cervantes que es el que coordina los exámenes.

Marcia Centurión lleva desde el mayo intentando hacer el primero de los exámenes, pero hasta el 12 de septiembre no podrá. Esta es una de las quejas de los extranjeros afincados en España que aspiran a lograr la nacionalidad: deben esperar, de media, más de cuatro meses para examinarse. Otra de las quejas es el coste económico, ya que los trámites cuestan entre 185 y 300 euros cuando antes eran gratuitos.

"Llevo ya unos meses preparando el examen. En el Instituto Cervantes me dieron el cuestionario para que me lo preparase. Las preguntas no son muy complicadas", reconoce esta ciudadana paraguaya que emigró a España para pagarle los estudios a su hijo. Caritas le está ayudando a preparar el examen. "Me ayudan a completar las preguntas. Hay algunas cosas que no sabía y otras que sí, pero voy aprendiendo leyendo biografías de España", explica. "No tengo miedo. Creo -añade- que voy a aprobar". Quiere tener la nacionalidad para poder traer a su hijo a España. "Si yo tengo la nacionalidad es más sencillo", sostiene.

Aprobada y suspendida

María Bragán ya ha realizado el examen de conocimientos constitucionales y socioculturales de España y el de idioma. El primero lo aprobó y el segundo lo suspendió. Pese a que pasó la primera prueba la considera "muy difícil". "No sé para qué piden tantas cosas. Estuvimos casi tres horas. Estaba muy preocupada por cómo me había salido, aunque al final aprobé. Hubo un momento en el que me quedé en blanco", relata. "Yo creo que este tipo de exámenes no valen para nada. Si entras a trabajar no te piden tanto. Además, perdí un día de trabajo porque tuve que ir a Vigo a hacer el examen", se queja. El examen de idioma lo suspendió y está a la espera de que le den la nota del segundo. "El de idioma fue complicado. Toda la gente se quejaba. Tienes que elegir una foto y tener una conversación con otra persona", relata. Pese a llevar 12 años en España y hablar castellano de forma fluida, el examen no debió ser "básico", porque al final lo suspendió. María Bragán, que relata orgullosa que lleva "10 años cotizados a la Seguridad Social", quiere quedarse en Galicia. "Yo estoy bien aquí. Ya estoy acostumbrada a vivir aquí", afirma.