Colgó la toga de juez "para dar un paso a favor del bien común". Lo hizo, porque en su experiencia como magistrado, asegura que tuvo que lidiar con "el conflicto social y las injusticias" que provocó "la mala gestión del PP". Su nombre llevaba ya meses en el disparadero, pero Luis Villares no tomó una decisión para aspirar a las primarias de En Marea y convertirse en su cabeza de cartel a la Presidencia de la Xunta hasta hace pocos días. La constitución en Vigo del partido instrumental que aglutinó a Anova, EU y las mareas municipalistas fue la confirmación que necesitaba para dejar atrás su acomodada vida en la judicatura y lanzarse a la carrera política.

El primer paso lo dio ayer en Santiago al presentarse ante los medios de comunicación. Y lo hizo solo para escenificar que no es un candidato impuesto a dedo por la cúpula sino un militante más que concurre a las primarias. Una cara desconocida que tendrá solo 50 días para "vender su producto", convencer a las bases de En Marea y visualizar un proyecto de gobierno ante los electores. "Pienso dejar las ruedas pulidas porque quiero llegar a todos los rincones", se propuso.

Pese a ser novato en lídes políticas, no le faltan tablas. Fue portavoz de la asociación progresista Xuices pola Democracia. No le ha costado interiorizar en su discurso el mensaje de la izquierda rupturista y manejarse con fluidez, al punto de que no necesitó revisar la chuleta que ayer llevaba escrita en su comparecencia. A pesar de su vinculación con el nacionalismo, su proyecto para mejorar el autogobierno de Galicia pasa, según dice, por aprovechar el marco competencial fijado en el Estatuto.