En Marea cerró ayer sus primarias para confeccionar las listas electorales con que competir en las elecciones autonómicas del 25 de septiembre. Y lo hizo con la duda sobre el grado de pluralidad y cohesión que emanará de la decisión de sus bases y con quejas en la última jornada sobre las dificultades para votar presencialmente de parte de los inscritos en el nuevo sujeto político que aspira a liderar la alternativa al PP de Alberto Núñez Feijóo.

El desgaste de la fase negociadora entre la coordinadora de En Marea y Podemos ha dejado algunas cicatrices que podrían abrirse durante los próximos cuatro años, según temen varias voces consultadas en el nuevo partido. Los podemistas aceptaron a última hora aparcar sus siglas y diluirse en el nuevo sujeto, pero en la campaña interna abogaron por lograr un Podemos "fuerte", en palabras de Pablo Echenique, secretario de Organización del partido morado, dentro de la Cámara gallega. Parte de sus socios recelan de esa idea, si bien todas las fuerzas pidieron el voto para sus afines. Temen que si la presencia de cargos de Podemos que rechazaban una unión bajo esta fórmula, como la secretaria xeral de Podemos Galicia , Carmen Santos, es amplia, existirá riesgo de que puedan organizarse internamente en el grupo parlamentario. Consideran probable que se reproduzcan las escisiones de AGE, que perdió tres diputados de nueve en la pasada legislatura por sus crisis internas.

Además, también existe la posibilidad de que convivan en el grupo enemigos internos en Podemos, como Santos y los críticos avalados por los diputados de En Marea Ángela Rodríguez y Antón Gómez-Reino, cuya convivencia parece complicada. "Hay riesgo", asume un miembro del nuevo partido.

La fórmula de partido instrumental, sin embargo, ha sido defendida por los impulsores del nuevo sujeto como un antídoto contra el virus de funcionar como parte y no como integrante de un todo. Ese fue el alegato defendido por los tres alcaldes del cambio, Xulio Ferreiro (A Coruña), Martiño Noriega (Santiago) y Jorge Suárez (Ferrol) precisamente para superar la fórmula de la coalición clásica.

Esta tarde se conocerá el resultado de un proceso en el que podían votar alrededor de 23.000 personas: 14.000 de Podemos y más de 8.800 de En Marea. La coordinadora de En Marea defendió ayer que el proceso cuenta con "las máximas garantías", tras quejas por la posibilidad de votar dos veces de quienes están inscritos en ambas listas, aunque el partido aseguró que ya el miércoles que existía control sobre esos hechos.

Sin embargo, a lo largo del día fueron múltiples las quejas sobre las dificultades para ejercer su voto de algunos inscritos. El más representativo fue el propio Xosé Manuel Beiras, líder de Anova, que se encontró con que no podía votar en el local de Compostela Aberta de la plaza de O Toural de Santiago pasado el mediodía de ayer. El problema fue solucionado y simplemente se debía a que su número de teléfono no constaba en el censo y sin él no podía recibir el código que envía la empresa Agora Voting para elegir representantes. Finalmente, pudo hacerlo.

Por su parte, Luis Villares, cabeza de cartel de la confluencia, declaró ayer que En Marea contará con "el mejor equipo". "Feijóo tiene las horas contadas [como presidente de la Xunta]", aseguró.