-¿Es partidario de que haya castigos económicos para los incendiarios?

-Los hay. A día de hoy llevamos más de 1.100 expedientes administrativos para sanción. Luego dependerán del nivel económico de los afectados. A un jubilado con una pequeña pensión, poca sanción se le puede poner. A la gente cuando se le toca el bolsillo, toma nota.

-Deberían cumplir la condenas los incendiarios en verano, épocas de alto riesgo, como en el vecino Portugal que reformó el Código Penal?

-No sería mala idea. Una vía a explorar sería la condena que ahora empieza a aplicarse en casos de furtivismo, donde hay sentencias novedosas que les prohíben acercarse a las playas. Bien es cierto que la playa es una zona muy acotada, no ocurre así con el monte. En el caso del furtivismo, estas sentencias pueden dar muy buenos resultados, en lugar de poner una multa o pena de cárcel. Habría que explorar algo parecido para los delitos de incendios forestales. Hay mucha gente interesada en quemar. Y lo tienen todo a favor. Aparte del esfuerzo policial con los planes de seguimiento, los juzgados, los ciudadanos tienen que concienciarse de que cuando se quema el monte se quema algo tuyo.