Las cosas van bien pero pueden dejar de ir bien. El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy, intensificó esta mañana la presión sobre el PSOE para que se abstenga y no bloquee su investidura y la formación de un nuevo Ejecutivo en la sesión que arranca el martes en el Congreso. Lo hizo mediante una advertencia: la economía puede caerse de nuevo y volver a los años más duros de la recesión debido a la inestabilidad política. "Son muchos los avisos que recibimos, dentro y fuera de España, de que no puede prolongarse esta situación en el tiempo. Sería tremendo que la irresponsabilidad de algunos nos llevase a la situación de crisis que tuvimos", advirtió sobre la posibilidad de que tengan que repetirse las elecciones generales. "Correremos serio riesgo", reconoció.

Rajoy desembarcó en Cotobade en el tradicional acto de apertura del curso político de los populares, que por primera vez en una década no se celebró en el castillo de Soutomaior, no cedido por la Diputación de Pontevedra gobernada por PSOE y BNG.

Lo hizo con la misión de impulsar la candidatura de Alberto Núñez Feijóo a la reelección como presidente de la Xunta, pero, sobre todo, para elevar la presión sobre los socialistas, cuyo líder, Pedro Sánchez, mantiene su negativa a facilitar su investidura. Rajoy reconoció que confía en sellar un acuerdo con Ciudadanos y Coalición Canaria que le permitiría sumar 170 votos en el Congreso, pero no tiene todavía los seis que le faltan. "Se está jugando con los intereses y la vida de millones de ciudadanos", dijo sobre la posibilidad de acudir de nuevo a las urnas en Navidad.

En el terreno autonómico, Rajoy alabó el trabajo de Feijóo, único presidente de una comunidad de régimen común en cumplir con el límite de déficit público. "Es muy importante. Tener las cuentas ordenadas significa siempre más crecimiento, empleo para el futuro y bienestar", explicó antes de definir a los rivales como un cuatripartito que busca el voto extremista. "Si no se gobiernan a sí mismos cómo quieren gobernaron el pueblo gallego", cuestionó.

Por su parte, Feijóo pidió acabar ya con el "cachondeo" de la falta de Gobierno para permitir gobernar a quien ganó las elecciones y situó a Galicia como ejemplo para España, al tiempo que propuso a la ciudadanía, que elegirá miembros del Parlamento autonómico el 25 de septiembre, que apueste por la estabilidad que solo él garantizó."No quiero para Galicia ni divisiones, ni bloqueos, ni vetos ni la parálisis del resto de España", declaró.

Además, hizo balance de las últimas medidas sociales de su gobierno y defendió la necesidad de tener tiempo para que Galicia siga creciendo tras pasar años en los que sectores como la automoción o el naval levantan cabeza. En este terreno Rajoy alabó la "implicación personal porque lo he visto", acotó, del presidente de la Xunta.