La Xunta arrancó en febrero de este año las primeras inspecciones para vigilar el cumplimiento de la normativa sobre certificación energética. En este primer plan solo se comprobará que los inmuebles que cuenten con el documento se ajustan a los requisitos establecidos y han sido correctamente clasificados. Pero también se harán controles a las agencias inmobiliarias para garantizar que incluyen la etiqueta energética en toda oferta, promoción y publicidad dirigida a la venta o arrendamiento del edificio o unidad del edificio. "Deberá figurar siempre en la etiqueta, de forma clara e inequívoca, si se refiere al certificado de eficiencia energética del proyecto o al del edificio terminado", estipula la norma.

Además del control sobre las inmobiliarias la Xunta prevé visitar unos 500 inmuebles con etiqueta energética, seleccionados de forma aleatoria, y distribuidos por toda la geografía gallega. Los inspectores comprobarán los datos de base de la edificación que se hayan utilizado para emitir el certificado, los resultados obtenidos en la evaluación y harán una visita in situ a la vivienda para asegurarse de que la etiqueta se corresponde con el inmueble cualificado.

También se comprobará que el técnico que firma el certificado esté en posesión de la titulación exigida. Ésta es una de las principales preocupaciones de ingenieros industriales y arquitectos, que venían denunciando que profesionales "no cualificados" estaban emitiendo informes energéticos. En estos casos, se aplica al propietario la sanción máxima (6.000 euros). El plan de inspecciones de la Xunta termina en noviembre. Hasta entonces, desde la Consellería de Economía no informan de las sanciones impuestas hasta el momento.