Por primera vez desde 2008, los presupuestos de la Xunta inyectan más fondos para 2016. El Ejecutivo gallego dispone para este ejercicio de 430 millones más que el año pasado, lo que eleva la partida hasta los 8.804 millones. Es un 4,3% más que en 2015. Las de 2016 son las primeras cuentas expansivas en Galicia desde el comienzo de la crisis, pero el incremento no se ha notado en todas las partidas. Hay una que ha permanecido congelada durante los últimos tres años: la ayuda al desarrollo.

La cifra que invierte la comunidad para la cooperación internacional permanece invariable durante los últimos cuatro ejercicios y en mínimos históricos. Tanto en 2013, 2014, 2015 y 2016 fue de 4,1 millones. En 2015 el incremento fue simbólico (336 euros, +0,008%), mientras que en 2016 ha sido de 47.600 euros (1,1%).

Desde 2009, último ejercicio en el que gobernó el bipartido PSdeG-BNG, el recorte se mantiene en el 66%. Aquel ejercicio la partida alcanzó los 12,2 millones. Durante los cuatro años de la coalición de izquierdas la inversión gallega rondó los 10 millones de media anual. Por el contrario, la suma de la aportación del Gobierno de Feijóo en los últimos tres años es la misma que en todo 2009.

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Tras el gran último aumento de 2009 (24%), el presupuesto para ayuda al desarrollo bajó en los siguientes años: 13% en 2010; 35% en 2011; 7% en 2012 y 29% en 2013. Desde entonces se ha congelado, pese a las tímidas subidas de 2015 y 2016. Por ello, el nivel de aportación a la cooperación internacional sigue en niveles de 2002.

Los 4,1 millones que por cuarto año consecutivo Galicia va a invertir en ayuda al desarrollo suponen el 0,04% del presupuesto total de la comunidad. En 2013 y 2014 fue el 0,05%. Estos porcentajes están por debajo del 0,7% que reclaman las organizaciones humanitarias y de la cifra a la que se comprometieron llegar en 2017 PP, PSdeG y BNG cuando firmaron en 2010 el Pacto gallego contra la pobreza.

Galicia se mantiene en 2016 como la octava comunidad que más aporta para programas internacionales. En 2014, pese a los recortes había subido de la decimotercera a la novena plaza, lo que significa que hubo otras autonomías en donde los recortes fueron aún mayores. Por ejemplo, ese año Murcia no dedicó ninguna cantidad y Cantabria solo 800.000 euros.

Por cuarto año, Andalucía es la que más reserva para ayuda internacional. Pasa de los 42 a los 50 millones. El segundo puesto es para el País Vasco que incrementa su presupuesto en tres millones (de 40 a 43). Cierra el podio Cataluña (de 16,6 a 17,1).

Por la parte de abajo, Murcia rompió con cuatro años seguidos sin dotar de presupuesto a la ayuda a la cooperación. En 2016 serán 510.000 euros. No es la que menos reserva. El último puesto es para Canarias que ha bajado de 900.000 a 300.000 euros.

De las 17, la que más ha aumentado su partida ha sido la comunidad valenciana con un incremento de 9 millones (de 2,98 a 11,95). Desde hace un año gobierna una coalición de izquierdas (PSOE, Compromís y Podemos).

Solo cuatro han rebajado su aportación: Extremadura, Castilla y León, Aragón y Canarias. Ninguna comunidad alcanza el 0,7%. La que más se acerca es el País Vasco con el 0,39%, el mismo porcentaje que en 2015.

En su informe anual La realidad de la Ayuda, Oxfam Intermón reconoce que la Ayuda Oficial al Desarrollo ha sido la política pública "más recortada" en España desde que arrancó la crisis. A nivel nacional, ha caído un 70% desde 2009 y un 53% durante la última legislatura.

Los 4,1 millones que por cuarto año seguido la Xunta dedica a la cooperación internacional suponen que el esfuerzo inversor por habitante es de 1,5 euros, muy lejos de los 4,6 euros de 2006. Solo hay otras tres comunidades (Castilla-La Mancha, Murcia y Canarias) que aportan menos por persona.

El País Vasco no es solo la comunidad que más porcentaje de su presupuesto reserva para la cooperación internacional, también es la que más destina por habitante: 19,6 euros, 1,2 más que hace un año. Le siguen Extremadura con 8,5 euros por persona y Navarra, con 8,4.

El Ejecutivo gallego canaliza la ayuda al desarrollo a través de planes directores que tienen una duración de cuatro años. A partir de ellos se desarrollan los planes anuales. En 2006 se aprobó el primer plan director que supuso una modernización del sistema gallego de cooperación. En esos cuatro años se dedicaron 39,8 millones. Entre 2010 y 2013 estuvo activo el segundo que sufrió un recorte del 57% (28,9 millones). El tercero está en vigor hasta 2017. En los tres primeros años la partida que se ha destinado alcanza los 12,4 millones.