Un exceso de velocidad podría haber desencadenado el fatal accidente del Tren Celta Vigo-Oporto en el que perdieron la vida cuatro personas después de que descarrilara en O Porriño tras ser desviado a una vía secundaria al estar cortada la principal por obras de mantenimiento. En ese cambio el convoy debía circular a 30 km/h, pero desde el entorno de la investigación se apuntaba ya ayer que podría haberlo hecho a una velocidad más alta de la permitida.Técnicos de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios iniciaron el trabajo en paralelo a las pesquisas judiciales. En ellas serán claves los registros de la caja negra del tren, que ayer mismo procedieron a extraerse, según informó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. De la investigación se ha hecho cargo el juzgado de instrucción número dos de O Porriño.

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Cuatro fallecidos y más de 40 heridos de diferente consideración fue el fatídico desenlace del siniestro. Ocurrió a escasos 200 metros de la estación de O Porriño al filo de las 09.30 horas, apenas 20 minutos después de que el automotor hubiera salido de la estación de Guixar de Vigo. A bordo viajaban 61 pasajeros, el maquinista y un interventor. Pero el viaje se truncó a la altura de la localidad porriñesa. Tras dejar atrás el puente de la carretera Nacional 120 y pasar por el cambio de agujas hacia una vía desviada (secundaria) que hay antes de entrar en la estación, el convoy descarriló y el primer coche volcó e impactó contra un poste de electricidad quedando la cabina completamente destrozada. El golpe fue de tal magnitud que fueron necesarios trabajos de excarcelación y varias horas para sacar a tres de las víctimas mortales: el maquinista portugués José Arnaldo, de 47 años y natural de Ermesinde; un turista norteamericano; el interventor Miguel Veiga, de 66 y nacido en Lugo; y el joven vigués Joaquín Rodríguez, de 23 años y que estaba estudiando para ser maquinista y que según varias fuentes podría ir relizando prácticas en el convoy. Este último fue trasladado al Hospital Álvaro Cunqueiro con un paro cardíaco sin que finalmente pudiera hacerse nada por su vida.

El primer vagón fue el más afectado. Los otros no llegaron a volcar del todo pero 47 personas que iban a bordo tuvieron que ser hospitalizadas. Ayer no se temía por la vida de ninguno de ellos aunque 14 personas permanecían todavía ayer ingresadas. La mayoría, 26, son españoles, pero también había pasajeros británicos, hispanoamericanos, coreanos e italianos.

En apenas 12 minutos tras el primer aviso al servicio de Emergencias 112 (09.27 horas), y según informó el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo en el lugar del accidente, habían llegado ya los primeros efectivos sanitarios. A la zona se desplazaron decenas de ambulacias, dos helicópteros, Guardia Civil, bomberos y Policía Local. El propio Concello de Vigo puso varias unidades a disposición del operativo. También se enviaron psicólogos para atender a los familiares de las víctimas y se montaron tres oficinas para esta misma labor en Vigo, O Porriño y Oporto. En la zona se instaló un hospital de campaña para los primeros auxilios y 22 personas fueron trasladadas al Hospital Álvaro Cunquiero; 14 a Povisa, nueve a Fátima y dos se atendieron en el centro de salud de O Porriño. Aunque las causas del accidente se estaban investigando, testimonios de testigos, viajeros que iban a bordo y fuentes ferroviarias consultadas por este periódico apuntaban también a un exceso de velocidad como causa probable del accidente. En la vía principal por la que pasa este convoy que no tiene parada en O Porriño el tren circula a 120 km/h. Pero ayer, según informó el ministro de Fomento en funciones, Rafael Catalá, que se desplazó también a la zona desde Madrid, se estaban ejecutando obras. "Sabemos que en la vía se estaban haciendo trabajos de mantenimiento que obligan a que haya una reducción de velocidad y que se lleven a cabo desvíos",dijo. Esta circunstancia explicaría el motivo por el que el tren no continuó por la vía principal y se desvió a una auxiliar. Sin embargo, Catalá abogó por esperar a que sea el trabajo de investigación el que determine lo ocurrido y a "no especular". Sobre el tren, que data de los años 80 y que es uno de los convoyes más antiguos que operan en Vigo, el responsable de Fomento aseguró que estaba en buenas condiciones y que el maquinista contaba con la preparación necesaria. "Tanto maquinista como tren tenían todas las certificaciones y garantías adecuadas al reglamento de circulación ferroviaria", anotó. De hecho, remarcó que el tren, un automotor diésel S-592, está sometido a revisiones periódicas y que incluso había pasado una muy exhaustiva el pasado mes de mayo. También el jueves, el día antes del siniestro, había tenido otra realizada en Oporto. "En mayor tuvo una inspección rigurosa y estaba en perfecto estado de funcionamiento", afirmó. En la misma dirección apuntó el presidente de Comboios de Portugal, firma que explota la conexión en colaboración con Renfe desde 2011 a través de un convenio de colaboración entre los Gobiernos español y Luso. Tras expresar sus condolencias y trasladar su "agradecimiento" a las autoridades gallegas por la "rápida" intervención, Manuel Queiró subrayó también que el material estaba "en perfectas condiciones" y garantizó que ambos paises investigarán lo sucedido conjuntamente "con toda transparencia". El maximo responsable de la operadora ferroviaria lusa fue más allá, y llegó casi a descartar que tras el siniestro pudiera haber un error humano. "Nada indica que fuera un fallo humano", dijo. Fuentes ferroviarias consultadas por este periódico apuntan que el sistema de seguridad de este tren es un Asfa básico, y no digital. Esta diferencia puede ser clave en casos de excesos de velocidad, una de las hipótesis que se manejan como causa del siniestro del Tren Celta.

Debido a las obras en la vía principal, el maquinista tenía que conocer que se estaban realizando obras en la zona y que el tren debía cambiar de vía, algo que determinará la investigación. Una señal avanzada que se sitúa a unos 500 metros antes del lugar del siniestro debería haberle advertido. El sistema emite un pitido y el maquinista tiene tres segundos para pulsar un botón, lo que certifica que se ha percatado de la precaución que le obliga a aminorar la velocidad para llegar al cambio de agujas a 30 km/h. Otra señal se lo recuerda metros antes. Pero con el Asfa básico el tren no se pararía nunca por sí solo si su velocidad fuera superior. Sí con el digital. Sin embargo, y según fuentes ferroviarias, sí se tendría que frenar si el maquinista no hubiera atendido a las señales de precaución por desvío de vía.

La alcaldesa de O Porriño, que fue una de las primera en llegar a la zona, Eva García, aseguró que recientemente se realizaron obras de arreglo en la vía para que los convoyes circulasen a más velocidad a pesar de que pasa "por el medio del pueblo".

A la zona se desplazó también el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva; el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; el ministro Rafael Catalá; el conselleiro de Sanidad, Jesús Vázquez Almuiña o el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Antonio Coello.

El Concello de Vigo declaró tres días de luto oficial. Hoy por la mañana se ha convocado además un minuto de silencio en la estación de Guixar (11.30 horas) por los comités de centro de trabajo de Renfe y Adif. "Asistimos a un nuevo día trágico para el ferrocarril gallego y para la sociedad en general. Esperamos que se pongan todos los medios para esclarecer las causa del accidente con el fin de evitar que se repitan", reclaman.