"Lo cierto es que fue todo muy rápido. Yo iba bastante despistada y no estaba prestando mucha atención al trayecto pero lo que sí noté claramente fue cómo el tren daba un salto antes de descarrilar". El testimonio es de Antía. Se trata de una de las pasajeras que viajaba en el tercer vagón del tren, el último del convoy que realizaba ayer el trayecto entre Vigo y Oporto y que sufrió un accidente a escasos metros de entrar en la estación ferroviaria del municipio pontevedrés de O Porriño. Antía es vecina de Vigo y relata cómo antes de que la máquina se saliera de la vía notó "una elevación" de la misma, para después "tan sólo recordar que fue todo muy rápido y que en muy poco tiempo estaba el vagón semivolcado".

Esta joven narraba lo sucedido ayer junto a la puerta de la cafetería de la estación, pasadas las 11.00 horas. En esos momentos tanto el interior como el exterior de la estación eran un hervidero de emociones y confusión, tan solo ordenado por la calma que transmitían los diferentes profesionales sanitarios. Ella fue atendida y revisada por los equipos sanitarios, registrando daños menores.

Una de las doctoras que atendió a Antía y a otros tantos heridos que se aposentaban como podían en el bar y en el primer andén de la estación fue Andrea, una joven porriñesa de 29 años que trabaja en el centro de salud de esta localidad. "Lo cierto es que no puedo dar una cifra de personas atendidas porque nosotros lo que hacemos es ver a todos los que hay, tratando de ofrecer la mejor atención en cada caso", señala esta sanitaria.

Desde el ambulatorio porriñés, se desplazaron otros tres médicos y también tres enfermeras. Andrea relataba, ya por la tarde y algo más sosegada, que "sorprende la capacidad del ser humano para hacer lo peor (como quemar toda Galicia porque sí) y para hacer lo mejor, como puede ser preocuparse por alguien a quien ni siquiera conoces". Esta joven doctora también destaca el trabajo de los médicos voluntarios y de las diferentes personas que ayudaron. "Es para quitarse el sombrero", apunta.

Otra de las situaciones que se vivieron en la cafetería y que denotaban la confusión y el caos reinante tuvo que ver con un turista norteamericano que perdió la ubicación de su mujer, la cual estaba siendo atendida por los servicios sanitarios desplazados. Llegado el momento, la mujer fue movilizada el centro hospitalario correspondiente -todos los heridos se trasladaron hospitales de la ciudad de Vigo (el Álvaro Cunqueiro o Povisa, entre otros)- con un vendaje en la cabeza sin que su esposo se percatase, por lo que se vio obligado a preguntar a los efectivos del 061 qué había pasado y una vez conocido su paradero a pedir ayuda para ser trasladado hasta el hospital en el que se ubicaba su mujer.