En Galicia hay 45 partidos judiciales, y en más de la mitad de ellos solo hay mujeres desempeñando el cargo de juez. En cambio, los partidos donde solo hay magistrados varones se cuentan con los dedos de una mano.

La incorporación de la mujer a la carrera judicial es una tendencia imparable desde hace unos años en España. Aunque hasta 2012 aún había más hombres que mujeres ejerciendo como jueces, esta situación se invirtió en 2013. Ese año, el número de togadas superó por primera vez al de sus compañeros hombres. En la última promoción, el 70% de las plazas recayeron en mujeres.

Las mujeres están al frente de todos los juzgados de más de una veintena de partidos judiciales gallegos. De todos ellos, Cambados es el único que cuenta con cuatro salas, al frente de las cuales se encuentran desde hace unos meses Sonia Rey Salgueiro, que desempeña las funciones de decana; Laura Fernández Carballo; María José Caramés Blanco, que es la responsable del Juzgado de Violencia sobre la Mujer; y Laura Vicente Rey.

Galicia es la tercera comunidad de España con más mujeres jueces en proporción a los hombres, y Laura Vicente considera que esto puede deberse a que ellas -que también son una abrumadora mayoría en las facultades de Derecho-optan más a opositar para labrarse un futuro en la carrera judicial, "porque para el recién licenciado el horizonte laboral en la comunidad gallega está limitado por la falta de compañías empresariales grandes".

La vocación

La decana de los jueces en este partido judicial es Sonia Rey. Nacida en Ferreira de Pantón (Lugo) hace 37 años, afirma que cuando empezó la carrera "no tenía vocación de hacerme juez", y que de hecho al principio le parecía más atractivo el trabajo de fiscal. "Pero fui cambiando poco a poco de opinión porque el fiscal puede centrarse mucho en el Derecho Penal, y a mí también me interesaban otras ramas, como el Laboral o el Civil".

La decisión definitiva la tomó en cuarto curso de la carrera, cuando un profesor de la facultad -que también es magistrado- llevó a los alumnos a ver un juicio. "Me parecía que la postura del juez era la más interesante".

También en el caso de sus compañeras María José Caramés y Laura Vicente Rey la decisión no fue inmediata y se fraguó poco a poco. La primera de ellas -natural de la localidad coruñesa de Brión, y de 38 años- asegura que escogió ese camino al analizar las opciones profesionales que se le abrían al terminar la carrera, y ver que como juez "es como más podría hacer por ayudar a los ciudadanos".

Laura Vicente, nacida en el municipio coruñés de Rianxo, afirma a su vez que siempre supo que quería dedicar su vida al Derecho. Y la judicatura era lo que mejor podía colmar sus aspiraciones.

En los puestos de gobierno

Las mujeres son más en los órganos unipersonales, como los juzgados de Primera Instancia o de Instrucción, así como en los de Violencia sobre la Mujer, de Menores o de lo Penal. Y aunque en España hay casi 300 magistradas más que jueces -en total suman 5.400 togados-, la presencia masculina es muy superior tanto en los órganos de gobierno como en los tribunales centrales, como el Supremo o la Audiencia Nacional. En el Supremo, por ejemplo, las mujeres solo son el 14%, y de todos los tribunales superiores de justicia autonómicos, solo uno lo preside una mujer.

Las tres magistradas consideran que se trata de una situación comprensible, si se tiene en cuenta de que la incorporación masiva de la mujer a la carrera judicial es relativamente reciente en España. "En algún momento cambiará esa situación. No creo que tarde mucho en haber una presidenta de la Audiencia Nacional o del Supremo", plantea María José Caramés. Sonia Rey, a su vez, opina que "la mayoría masculina en esos puestos es un hecho generacional, determinado por la antigüedad. Llegará un momento en el que habrá más mujeres que hombres incluso en esas instancias, o cuando menos paridad. La propia inercia del sistema nos llevará hacia esa nueva situación".

Esta juez lucense argumenta que no existe discriminación por sexos en la carrera judicial. Apunta como única anécdota el caso de un hombre de edad avanzada que un día irrumpió muy enfadado en el juzgado diciendo que solo hablaría con el juez. Y cuando Sonia Rey se dirigió a él le espetó: "mire, yo quiero hablar con el juez, y no con la mujer del juez". "Fue la única anécdota de ese tipo que viví... Igualdad ya existe en el momento en que para aprobar las oposiciones se utilizan unos criterios objetivos", añade.