Jamones, tocino, chorizos, lacones y todos los demás productos de la matanza de tres cerdos además de herramientas y maquinaria agrícola fue el botín que se llevaron los ladrones que asaltaron el pasado junio el alpendre de un matrimonio de la localidad ourensana de Muíños y cuyo valor podría superar los 5.000 euros. A finales de agosto en una finca de Ludrio, en el ayuntamiento lucense de Castro de Rei, los dueños se encontraron el día en el que iban a recoger la cosecha de las patatas, que los ladrones se habían llevado 200 kilos de este tubérculo.

Casos como estos eran muy habituales en Galicia entre 2008 y 2012, periodo en el que los asaltos en las explotaciones gallegas se triplicaron. Pero desde la puesta en marcha de los equipos de lucha contra el Robo en el Campo (Roca) de la Guardia Civil en octubre las estadísticas de este tipo de delitos registraron una tendencia descendente y ahora son "casos puntuales".

El coordinador de los grupos Roca en la provincia de A Coruña, Víctor Castro, pone como ejemplo, que en los primeros años desde que se constituyó el equipo detectaban una media de 50 robos en granjas al mes y ahora pueden pasar hasta dos meses con el contador a cero.

Eso no significa que bajen la guardia porque cada día recorren las zonas en las que se han producido algún incidente, se entrevistan con los vecinos y realizan un seguimiento de los detenidos una vez que salen de prisión para comprobar que no vuelven a reincidir. El hecho de mantener el contacto y "estar vigilantes" son dos de los factores que precisamente les permiten actuar "con celeridad" y resolver en poco tiempo el caso una vez detectado, lo que provoca un "efecto tranquilizador" entre los vecinos y de "alerta" entre los asaltantes.

Perfil

El descenso de robos en el rural tampoco implica que haya desaparecido la delincuencia sino que ha cambiado el modus operandi y sobre todo el botín. Los ladrones ya no buscan gasóleo, herramientas, maquinaria de labranza, animales -terneros, conejos, gallinas o yeguas- o recoger la cosecha antes que su dueño. Su nuevo tesoro es el cable de cobre del alumbrado público y del tendido de telefonía, con un repunte del 60% que ha supuesto la detención de una quincena de personas el verano pasado solo en la provincia de A Coruña y casi 300 robos denunciados en 2015 en Galicia por arrancar kilómetros del tendido dejando sin servicio de luz a vecinos y explotaciones. Desde el grupo Roca señalan que se trata de grupos organizados y profesionales tanto españoles como extranjeros, aunque la mayoría de los arrestados son residentes en Portugal. Pese a centrar su actividad en este tipo de robos no descuidan ningún caso y están en contacto permanente con los residentes, ya que -apunta Castro- su colaboración es clave para dar el primer paso en una investigación y poder mantener la seguridad ciudadana. También continúan con sus campañas de información con las que pretenden concienciar a los vecinos de como actuar ante estos sucesos o como evitarlos. Estas unidades se dedican a controlar las actuaciones en el rural, misión para la que cuentan con el respaldo de otros cuerpos de seguridad como el Servicio de Protección de la naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil o las Secciones de Intervención Rápida (SIR) de las comandancias. También pueden usar los laboratorios del instituto armado para analizar las pruebas que recopilen o los helicópteros de otros grupos para algunas vigilancias.

A nivel nacional, hay 96 equipos Roca repartidos por todas las comunidades españolas -salvo en las comunidades de Cataluña y País Vasco- que han gestionado desde su puesta en marcha en 2013 unos 9.552 delitos de los que se ha derivado la detención de más de 4.000 personas.