El campo nunca fue ajeno a la tecnología, como demuestra el imperio de tractores de última generación donde hasta hace unas décadas reinaba el arado romano. Pero la innovación irá a más. Drones para vigilar el campo o parcelas de las que pueda hacerse un seguimiento de los cultivos a través de internet no son la imagen de una película futurista, sino que la Xunta se los ha planteado como objetivos de una convocatoria que acaba de abrir en colaboración con la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia para avanzar, subraya, hacia una "agricultura digital". Y si la parte más burocrática se adapta a los nuevos tiempos y la interacción virtual sustituye a la presencial en la gestión, sobre el terreno aún toca sudar, pero también se plantean las innovaciones.

E incluso se fomentan, como hace la UE en su nuevo Plan de Desarrollo Rural 2014-2020, en el que habilita fondos Feader para cofinanciar al 75% la creación y funcionamiento de los llamados grupos operativos de innovación. Detrás hay agricultores, ganaderos, silvicultores o cooperativas que concurren con propuestas innovadoras para resolver algún problema o para aprovechar una oportunidad en los sectores agroalimentario y forestal y que para ello buscan la ayuda de socios más técnicos, de la Universidad o incluso de una ONG.

La Consellería de Medio Rural ha resuelto apoyar la creación de 57 grupos vinculados a la puesta en marcha de proyectos pilotos para el desarrollo de nuevos productos, prácticas, procesos o tecnologías. En total se repartieron cerca de 350.000 euros -un máximo de 6.000 por cabeza-. Con eso cubren los gastos de constitución y la elaboración del plan empresarial para analizar la viabilidad de su proyecto innovador. No obstante, que la Xunta apoye o no la ejecución de las iniciativas que han puesto sobre la mesa se sabrá, en principio, a finales de mes, ya que se trata de una línea de ayudas diferente, de hasta 200.000 euros por proyecto, y de ella dependerá, en muchos casos, que se puedan llevar a cabo.

Bajo los criterios de sostenibilidad y productividad agraria han logrado apoyo para echar a andar, al menos en esta fase inicial, los propósitos más dispares, desde los relacionados con la gestión energética eficiente de las granjas hasta los que luchan contra el cambio climático. Entre los grupos subvencionados, los hay que proponen alimentos de precisión en vacas de leche, un invernadero móvil, una sulfatadora ecológica e incluso, como hace la Comunidade de Montes de Mougás, "manejo de ganado por control remoto". A desarrollar un prototipo de máquina peladora de habas aspira el grupo liderado por la cooperativa Terras da Mariña, mientras que la Asociación Galega de Cooperativas Agrarias busca apoyo para reciclar aguas residuales y la Asociación de Viveristas del Noroeste va a la caza de un sustrato a base de tojo fermentado para el sector ornamental.