La Xunta tiene prácticamente cerrados los presupuestos autonómicos para el año próximo, proyecto en que trabajó este verano antes de la cita electoral del 25-S. El objetivo del equipo de Alberto Núñez Feijóo era acortar al máximo los plazos ante el bloqueo político estatal que ha retrasado cuestiones como la autorización de techo de gasto y salir de la cita con las urnas, si retenía el poder, con el trabajo listo. Por eso, tiene ya sobre la mesa un cronograma que pasa por aprobar el techo de gasto de 9.039 millones de euros -aunque las aportaciones estatales no están claras, el Ejecutivo entiende que se congelarán- a finales de noviembre, en cuya segunda semana se producirá la investidura del presidente del Ejecutivo, y dar luz verde a las cuentas el 1 de diciembre. A partir de ahí, serán remitidos al Parlamento, donde la mayoría del PP las aprobará sin problemas. Serán 200 millones por encima del límite fijado para este año, aunque eso no quiere decir que se agote.

Feijóo reveló ayer este calendario tras la reunión semanal de la Xunta, que sigue en funciones a la espera de la sesión de investidura que se celebrará en dos semanas. Además, declaró que prevé que las cuentas entren en vigor en el mes de febrero y que tratará de lograr más "flexibilidad para tramitar" expedientes nuevos de gasto y así poder desbloquearlos cuanto antes y ganar tiempo; es decir, acortar la burocracia de medidas que sabe que saldrán adelante antes de la aprobación del presupuesto.

En su intervención ante los medios, Feijóo incidió en el mantra que repitió durante la campaña tras revelar esta hoja de ruta. "Los gallegos tendrán un gobierno estable, viable y previsible. La clave es facilitar el crecimiento económico", declaró el jefe del Ejecutivo en funciones sobre unas cuentas con una previsión de crecimiento "conservadora" del 2,3% -siete décimas menos que la previsión de este año-, a la espera de las consecuencias del Brexit e igual que la de España, y un 15,5% de paro. Además, aseguró que Galicia cumplirá el límite de déficit del 0,5% fijado a nivel estatal, si bien Bruselas apremia al Gobierno central un recorte extra de 5.000 millones tras relajar este la presión sobre las autonomías. En cualquier caso, Feijóo reiteró que Galicia volverá a hacer los deberes fiscales ajustándose a las líneas rojas y descartó que los recortes que puedan acometerse vayan a afectar a la Xunta, cuya financiación depende de la recaudación impositiva. "Va bien", se refirió el dirigente a esta.

El "bloqueo político" estatal, que finalizará mañana con la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno gracias a la abstención del PSOE tras más de 300 días sin Gobierno, fue señalado por Feijóo como un elemento perjudicial para la economía y para las infraestructuras gallegas. "Desde noviembre de 2015 el Gobierno está en funciones y no puede ejecutar obra nueva de contratos nuevos", lamentó a preguntas de los periodistas sobre el bajo nivel de ejecución presupuestaria.

Su referencia al escenario estatal, sin embargo, incidió en una reclamación a Rajoy. Feijóo eludió posicionarse sobre la llamada de este a cargos de la Xunta para el nuevo Gobierno -como sucedió en 2011-, pero le pidió apoyo para la comunidad, en una posible alusión a la conclusión de la alta velocidad. "No se lo oculto, espero sensibilidades con Galicia porque creo que nos lo merecemos, que las trabajamos y que hay cosas que funcionan en otras comunidades y en Galicia no. Por tanto, esas sensibilidades, con independencia del nombre y apellido de los ministros, sí que las espero", zanjó antes de aplaudir la convocatoria de la conferencia de presidentes autonómicos para discutir, por ejemplo, el sistema de financiación pendiente.