La tendencia del precio de la vivienda y su valor catastral desde el inicio de la crisis ha sido totalmente opuesta. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria hizo caer las operaciones de compraventa de pisos en Galicia casi un 50% y su precio más de un 30%. Por el contrario, el valor catastral de los inmuebles urbanos creció desde 2009 más de un 12% en la comunidad gallega.

Estos valores repercuten, entre otras cuestiones, en el cálculo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) urbanos que los contribuyentes tienen que pagar cada año y el gravamen de plusvalías, que se aplica a la venta de inmuebles en suelo urbano en un total de 115 ayuntamientos gallegos.

La recaudación del IBI por parte de los ayuntamientos gallegos ronda ya los 500 millones de euros.