Durante 2016 se produjo una muy favorable evolución de las tres magnitudes que más inciden en los flujos turísticos. Los bajos precios del petróleo (un 15% menos que un años antes), los tipos de interés negativos que abarataron la compra de viajes a crédito y el euro en niveles mínimos frente al dólar impulsaron la demanda turística y los resultados empresariales. Las previsiones para 2007 es que no sean tan benévolas.