La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha pedido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que se erija un monumento dedicado a los casi 10.000 españoles deportados en campos de concentración nazis.

Algunos tardaron años en regresar a su tierra, pero la mayoría nunca volvieron. En el caso de Galicia, fueron un total de 106 los fallecidos en campos de exterminio. A Coruña fuer la provincia gallega que registró el peor saldo, con un total de 44 fallecidos entre 1940 y 1945 como consecuencia de los trabajos forzosos, quemados en hornos crematorios, fusilados o asfixiados en la cámara de gas de los campos de concentración bajo ocupación alemana. En las mismas instalaciones murieron en ese periodo 21 pontevedreses, 21 lucenses y 20 ourensanos. La mayoría eran menores de 30 años y no tenían hijos.

Todavía hoy, 72 años después de la liberación de Auschwitz -fecha elegida para la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas del Holocausto- son un grupo de difícil digestión para un parte de la sociedad. Los supervivientes del holocausto y los familiares de los deportados fallecidos en campos de exterminio dicen no tener odio ni querer venganza para quienes los declararon a apátridas y los llevaron a los "horrores" de la vida.

Republicanos españoles

"Es hora de terminar con la discriminación que sufren nuestros deportados; de todos los monumentos que representan nacionalidades afectadas por el Holocausto, el único que no pertenece y es mantenido y cuidado por un Estado es el de los republicanos españoles", señala la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que recuerda que fueron los propios supervivientes los que erigieron uno en la década de los 60 con apoyo del Gobierno francés.

Esta asociación pide además que se respete la identidad política de estos republicanos porque "su lucha contra el fascismo debe ser un ejemplo público y reconocido" por las instituciones españolas, "porque nos vincula con las mejores tradiciones y luchas democráticas de Europa".