Ya han pasado 30 años del Si bebes no conduzcas al que recurrió la DGT para atajar las negras estadísticas de consumo de alcohol en carretera. Pese a las continuas campañas de sensibilización sobre el nefasto binomio que suponen alcohol y conducción, la radiografía de los accidentes mortales en Galicia y el balance de positivos en los controles de la Guardia Civil ponen de manifiesto lo difícil que resulta concienciar del riesgo que acarrea ponerse al volante tras tomar una copa de más o haber consumido alguna droga.

Un estudio pionero realizado de forma conjunta entre el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil revela que uno de cada tres conductores responsables de accidente mortal en la comunidad -bien fallecido o herido- dio positivo en alcohol (no solo había bebido sino que la tasa estaba por encima de 0,25 mg/l) o había consumido alguna sustancia estupefaciente. El porcentaje se eleva hasta el 45% si se tiene en cuenta también la ingesta de psicofármacos.

Los datos son todavía más alarmantes en el caso de los siniestros mortales de motocicletas, donde 44% de los fallecidos o heridos responsables del siniestro dieron positivo en alcohol.

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Los resultados de los controles realizados el año pasado en Galicia hablan por sí solos. Mientras los positivos por alcohol cayeron un 8%, los conductores interceptados bajo los efectos de las drogas se dispararon un 50%. Hasta un total de 10.190 automovilistas fueron denunciados en 2016 en la comunidad por circular tras haber consumido alcohol -una media de 28 cada día- frente a los 11.129 multados el ejercicio anterior -una media diaria de 31-. En el caso de los narcotest, los positivos el año pasado alcanzaron los 4.873, un 50% más que los 3.254 contabilizados en 2015.

La tasa de positivos por alcoholemia (conductores denunciados en relación a controlados) pasó del 1,5% en 2015 al 1,4% el año pasado. Pero en el caso de las drogas si ya en 2015 el índice era elevado -40%- en 2016 fue todavía mayor: 45%.

Educación y reinserción

Educación y reinserción

Para el fiscal de Seguridad Vial en Galicia, Carlos Gil, son dos las líneas de trabajo en las que hay que incidir para erradicar estos comportamientos al volante: educación y penas ajustadas al perfil de cada delincuente viario. "Para todos los delitos de tráfico, en general, la medida más efectiva es una buena educación vial, que, desgraciadamente no existe", lamenta.

Desde la Fiscalía, en colaboración con la Guardia Civil de Tráfico y las Policías Locales de las ciudades, se está ultimando un proyecto pionero a nivel autonómico para garantizar la reinserción de estos conductores de riesgo y que consiste en elaborar un informe criminológico de cada encausado por delitos viarios. "Eso nos va a servir para proponer al juez la adopción de la pena y medidas más adecuadas para evitar la recaída en este tipo de delitos", argumenta Gil.

Responsabilidad penal de terceros

Advierte, además, de que la Fiscalía pedirá responsabilidad penal de terceros que no actúen de buena fe. Es decir, familiares o amigos que permitan conducir a una persona que saben que ha bebido o consumido alguna droga y se vea implicada en una accidente mortal o grave. Por ello, se enfrentarán a multas, trabajos en beneficio de la comunidad o la privación del permiso de conducir.

Desde la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia avanzan que este año se duplicarán las pruebas de drogas. "El alcohol aún no es una asignatura aprobada. Hasta ahora se apreciaba un consumo separado de alcohol o drogas, pero últimamente se detectaron casos en los que se combinan ambos. Los efectos son fatales", advierte el jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, el teniente coronel Francisco Javier Molano.

Dos son fundamentalmente los perfiles que le preocupan. El de jóvenes que salen los fines de semana a zonas de marcha y se ponen al volante tras haberse tomado unas copas de más o haber consumido alguna sustancia psicotrópica. Aunque reconoce que hay una mayor concienciación y que en eventos organizados como el Entroido, la fiesta del Albariño o del Agua suele utilizarse el autobús o el taxi, se aprecia "más descuido" y una "mayor relajación" en las salidas de ocio los fines de semana.

"Todavía se ve compatible la conducción y la fiesta. Esto es lo que hay que tratar de corregir", apunta Molano, al tiempo que advierte de que en un intento por eludir los controles de las patrullas se opta por carreteras secundarias que "no son tan seguras" y el tener un accidente en este tipo de vías "no tan compasivas" acarrea resultados "nefastos". "Esto es un peligro y no es eficaz, porque los controles son en todo tipo de carreteras y buscamos acciones más sorpresivas y con más efectividad, todo con el objetivo de que el posible infractor no acabe en un barranco despeñado", sentencia Molano.

El segundo perfil sobre el que todavía hay que trabajar es el que afecta a aquellos conductores con una dependencia "enfermiza" del alcohol o las drogas. "A pesar de retirarle el permiso, utilizan el vehículo. Hay que hacer un esfuerzo por aplicar a estos conductores de riesgo el decomiso", concluye el jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en Galicia.