El viento sopla a favor de Navantia, sobre todo del astillero de Fene. O eso es al menos lo que se espera tras los cuatro encargos -los dos últimos en los primeros diez días de enero- que ha recibido relacionados con la eólica marina. El 15% de la facturación del grupo ya procede de este sector.

Pero esa fuerza del viento no es tan intensa para el centro de la antigua Astano. Y es que la mayor parte del trabajo lo están realizando las empresas auxiliares, mientras que la plantilla de Navantia Fene apenas participa en estos encargos y se pregunta qué quiere la empresa de ella.

Tras la primera reconversión del naval de los años 80 y el final del veto en 2014 para la construcción de barcos civiles, llega ahora una segunda reconversión para los astilleros de Fene que la empresa quiere encauzar a través de la eólica marina. Pero, ¿será suficiente para apuntalar su futuro?

Navantia Fene entró por la puerta grande de la eólica marina en 2014 con el primer contrato que firmó con Iberdrola para construir 29 jacketsjackets, las estructuras de metal que sujetan los aerogeneradores que se instalan en los parques eólicos marinos.

Que Iberdrola firmase con Navantia Fene este primer contrato supuso un importante ráfaga para la credibilidad del trabajo de los astilleros de la ría de Ferrol.

Sin ese primer apoyo de la multinacional española quizá no hubiesen llegado los otros tres encargos ni se abriesen puertas a futuros contratos.

Estos 29 jackets estaban destinados para el parque eólico del Báltico, denominado Wikinger, que la eléctrica española está desarrollando en la costa alemana. Entrará en funcionamiento a finales del 2017 y abastecerá a 350.000 hogares alemanes.

Todas las estructuras y los pilotes ya han sido entregados y el trabajo está finalizado. En el momento de la presentación, Navantia aseguró que el contrato suponía 650.000 horas de carga de trabajo y 2.000 empleos directos e indirectos.

En junio de 2015, Fene recibió la adjudicación de cinco jackets para el proyecto Hywind, en Escocia, el primer parque eólico flotante del mundo. Los trabajos comenzaron a principios de 2016. El plazo de finalización era de 15 meses, pero por problemas al comienzo del proyecto el plazo de entrega se ha retrasado. Aún se está trabajando en su construcción. La empresa afirmó que reportará unas 400.000 horas de trabajo.

El arranque de 2017 fue fructífero para ese nuevo camino que quiere Navantia que recorra su astillero en Fene. En menos de una semana se anunciaron dos nuevos contratos relacionados con la eólica marina.

El primero son 42 estructuras para los aerogeneradores y 126 pilotes para el parque de East Anglia One que Iberdrola está desarrollando en Escocia. Es el mayor proyecto español de la historia en el sector de las renovables y suministrará energía limpia a más de 500.000 hogares ingleses. El área que ocupará superará los 300 kilómetros cuadrados, el equivalente a 30.000 campos de fútbol.

Los trabajos comenzarán en el segundo trimestre de este año y terminarán en junio de 2018. La empresa anunció que el contrato supone para la ría de Ferrol más de un millón de horas de trabajo, lo que implica unos 900 empleos.

El cuarto y, por ahora, último encargo son cuatro jackets y sus correspondientes pilotes para un parque eólico que Siemens Wind Power está construyendo en Dinamarca.

Navantia afirmó cuando anunció el pedido que las estructuras se construirán "en paralelo" con los 42 jackets para Iberdrola. La entrega se producirá a mediados de 2017.

En total, según los datos de la empresa, que suelen ser rebajados por los representantes de los trabajadores, estos cuatro contratos suponen más de 2 millones de horas de trabajo. Entonces, ¿dónde está el problema?

Cada vez que llega un nuevo contrato relacionado con la eólica marina los trabajadores del astillero de Fene insisten en que no es carga de trabajo para ellos sino para las compañías auxiliares. "En estos momentos solo están trabajando 20 o 30 personas de la plantilla de Navantia Fene en los jackets, el resto son subcontratas. Es insuficiente", advierte Jorge Prieto, presidente del comité de empresa del astillero, quien defiende que la factoría de Fene tiene que centrarse en la construcción de barcos, ya sean civiles o militares.

"En la ría de Ferrol necesitamos construir buques civiles y militares, pero, sobre todo, lo que necesitamos es definir a qué nos queremos dedicar. Hoy, tal y como está diseñado por la empresa, a Fene la ubican en la eólica, pero lo están abordando con subcontratas. ¿Y qué sucede con la plantilla del astillero?", se pregunta.

El viento llega al rescate de Fene, pero solo a medias.