Una ganadera de Baiona podría verse obligada a sacrificar las 120 vacas de su explotación por el rechazo de la comunidad de montes de Baíña a admitirla bajo el pretexto de que no vive allí. El Juzgado de Primera Instancia número 3 de Vigo le ha dado la razón en dos ocasiones a los comuneros y condena a la dueña de las reses, que ha recurrido ante la Audiencia de Pontevedra, a cesar su actividad ganadera. La afectada se constituyó como autónoma agraria en 2001 y en 2005 se mudó y empadronó en el monte donde instaló su explotación ganadera. Afirma que tanto el arquitecto del Ayuntamiento de Baiona como la Comisión de Medio Ambiente dieron el visto bueno a la vivienda y a la explotación ganadera. Pero cuando solicitó formar parte de la comunidad de montes, fue rechazada con el argumento de que ella no vive en esa vivienda.

El juez considera que no existe "ningún dato que permita entender que la vida diaria" de la ganadera se desarrolla en esta vivienda, de la que destaca su ubicación en un lugar "inhóspito en lo alto del monte, aislado y con dificultad de acceso rodado".