Su misión es responder a las cinco W. El dónde y el cuándo suele estar claro cuando ellos entran en escena. Sobre el cómo ocurrió tienen indicios y en ocasiones también acerca del por qué. Pero la tarea del equipo del Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico de la Guardia Civil (GIAT) es determinar quién lo hizo. Cualquier pista que haya sobre el asfalto, un testimonio, las cámaras de Tráfico o las imágenes que los propios delincuentes viarios cuelgan en las redes sociales son piezas clave para recomponer el puzle y cerrar la decena de casos que llega cada semana a manos de los CSI de la carretera.

Solo el año pasado, los agentes del GIAT en Galicia abrieron un total de 540 diligencias penales por delitos relacionados con el mundo del automóvil, un 12% más que el ejercicio anterior. Sus pesquisas derivaron en la detención o imputación de un total de 304 personas, frente a los 395 investigados en 2015.

Peinan las carreteras de Galicia de norte a sur, recogen testimonios en el lugar de atropellos con fuga, indagan accidentes de tráfico que pueden esconder un homicidio, vigilan a psicotécnicos sospechosos psicotécnicos sospechososde fraude en la emisión de certificados médicos, rastrean las webs en busca de conductores temerarios que se jactan de sus "proezas" al volante, hacen guardia en los exámenes de conducir por presunta suplantación de identidad, investigan siniestros ante las sospechas de fraude a las aseguradoras o denuncias por falso robo de vehículos, recorren talleres por trucaje en los vehículos o ITV por falsificación de inspecciones... Son algunos de los casos que conforman el grueso de las actuaciones del GIAT en Galicia, una denominación que adoptaron en el año 2002 en el seno de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y que desde entonces no ha parado de esclarecer accidentes complejos y fraudes relacionados con la seguridad vial.

¿Qué cualidades debe tener un agente de esta unidad? "Ser perseverante, meticuloso, paciente, observador y curioso", relata uno de los 15 integrantes de la plantilla del GIAT en la comunidad.

Exámenes de conducir. Algunos casos resultan muy fáciles de resolver. Apenas unos minutos para zanjar las evidentes sospechas de suplantación de identidad. "Un negro suplantó a un chino en los exámenes de conducir en Sabón", recuerda uno de los integrantes del GIAT en Galicia, al tiempo que destaca que en los últimos años han disminuido los casos de personas que se presentan por otras para hacerse con el teórico del carné "gracias a la especial atención que se les presta y a la colaboración con las Jefaturas Provinciales de Tráfico".

Hay aspirantes al permiso de conducir que se preparan a conciencia para aprobar. Ya no con horas de tests y estudio del manual, sino con un aparatoso montaje tecnológico que termina antes de que se agote el tiempo del examen. Un joven con chaleco se prepara para marcar las primeras X en sus repuestas. "Nos resultó extraño que fuera tan abrigado en un día con tan buen tiempo", relata un agente de la unidad de investigación en A Coruña. Detrás se escondía el móvil y una cámara que le permitía conseguir la respuesta correcta a cada pregunta del test a través de un pinganillo.

"Camión blanco". Pero otros casos no resultan tan evidentes y necesitan horas y horas de pesquisas. "El trabajo de campo resulta fundamental para recabar pruebas. Desde dar con algún testigo de lo ocurrido, hasta las incógnitas que puedan despejar cámaras de Tráfico", relata uno de los sabuesos del GIAT.

Para resolver los casos más complejos, se convierten en auténticos detectives. Camión blanco y rígido. Era la única pista con la que los agentes del GIAT partieron en la investigación de un accidente mortal en la AP-9 el que se vieron implicados un turismo, un autobús y un camión que se dio a la fuga. Durante semanas dieron en alto a vehículos de ese color que transitaban por la autopista a la hora que se había producido el siniestro. Finalmente lograron averiguar que se trataba de un vehículo que cargaba en el puerto. Las cámaras de las instalaciones portuarias permitieron dar con el camión y finalmente el cotejo de la pintura del transportista ratificó que los restos hallados en el turismo y el autobús implicados en el siniestro coincidían. Caso resuelto tras tres semanas de indagaciones.

Homicidio. Lo que a simple vista parece un accidente de tráfico esconde una intencionalidad. Es lo que ocurrió en un atropello en Muros, donde las pesquisas del GIAT desvelaron que el siniestro era en realidad un homicidio. Al parecer, por desavenencia amorosas. No es el único caso de estas características que llegó a los despachos del grupo de investigación de Tráfico en la comunidad.

En A Coruña, un conductor que había sido interceptado en varias ocasiones con un tasa de alcohol superior a la permitida tras haber sido condenado por un delito contra la seguridad vial, consiguió unas placas falsas para evitar ser detectado. Con estas placas atropelló a una mujer en un vehículo y se dio a la fuga, siendo localizado.

Cárcel y decomiso. La prisión para algunos multirreincidentes resulta efectiva. En el caso de un conductor que fue interceptado en numerosas ocasiones con su turismo, hasta que en una ocasión se propuso el decomiso del vehículo. Como disponía de un tractor, pasó a utilizarlo como medio de transporte; y volvió a ser interceptado en varias ocasiones al volante del tractor, hasta que finalmente el Juzgado ordenó su ingreso en prisión. Tras pasar ser varios meses en Teixeiro, no volvió a ser sorprendido infraganti.

Robo a punta de pistola. El miedo a la cárcel de otros o incluso el temor al despido en su trabajo lleva a inventarse justificaciones de película. "Me robaron la furgoneta a punta de pistola. Dos me estaban esperando para llevársela", relató el conductor. ¿Qué había de realidad y qué de ficción? La investigación reveló que el hombre había salido de fiesta con el vehículo del trabajo y la furgoneta acabó empotrada contra un poste. Para tratar de desentenderse del siniestro y, sobre todo, de la reacción de su jefe, el conductor alegó que le habían sustraído el vehículo y que nada sabía del accidente ocurrido en Arteixo.

Conducción temeraria. Los nervios en ocasiones juegan una mala pasada al volante. Y el riesgo que conlleva adoptar conductas peligrosas en carretera en situaciones límite no llega a valorarse. Es lo que le ocurrió a una conductora que iba con su hija menor al hospital Quirón y que entró mal en la autopista. "No se le ocurrió otra cosa que dar marcha atrás y dejar el coche en medio de la carretera, con más de un centenar de vehículos que se vieron obligados a parar para evitar un accidente", recuerdan desde el GIAT. La infractora fue condenada a más de dos años sin carné.

Pero hay delincuentes viarios que se ponen al límite ellos y al resto de usuarios de la vía conscientes de lo que están haciendo. El seguimiento diario de las redes sociales permite a los agentes del GIAT dar con los más temerarios en carretera. Un vídeo grabado por un usuario permitió denunciar a un motorista en Arteixo, identificado por los agentes gracias a la grabación compartida a través de WhatsApp, en la que se veía al conductor con una moto de gran cilindrada practicando una conducción temeraria por una carretera sinuosa, estrecha y sin arcenes que pudiesen permitir maniobras evasivas. El piloto circulaba sin casco, invadiendo la izquierda y adelantando en curvas de visibilidad reducida donde se hallaba expresamente prohibida la maniobra y limitada la velocidad a 70 km/h.

Accidentes fraudulentos. El fraude a las aseguradoras está a la orden del día. Los agentes del GIAT destapan más casos de profesionales que de particulares ya que, reconocen, los primeros resultan "más fáciles de detectar". Se tienen encontrado con casos de los más variopinto, desde profesionales que se dedican a comprar coches a bajo precio y simulan un siniestro hasta el particular que tiene una avería grande en su vehículo y lo atribuye a un accidente con algún conocido que tiene su utilitario asegurado a todo riesgo. Una de las investigaciones que llevó al banquillo a más acusados se gestó en Dumbría, con un total de 25 imputados. ¿El modus operandi? El empleado de una compañía de seguros aprovechaba su trabajo para pedir indemnizaciones para cada uno de sus familiares o conocidos por supuestas lesiones cometidas tras un accidente de tráfico. Hasta 300.000 euros llegó a reclamar a la aseguradora.

En otro caso de fraude a la compañía, lo que dio pie a abrir una investigación fue el lugar del siniestro. Curiosamente, el conductor implicado había reclamado a la aseguradora por colisionar hasta en tres ocasiones contra el mismo árbol.

En la actualidad, los detectives del GIAT en Galicia recaban pruebas para una docena de casos penales a los que tratan de dar con las 5 W. En cuestión de semanas o tal vez horas encontrarán la pieza que falta a alguna de sus investigaciones, desde psicotécnicos bajo sospecha de fraude, hasta estafas por reducción de kilómetros en los vehículos o fraude a la aseguradoras.