El debate en el Congreso sobre el nombramiento de Arsenio Fernández de Mesa como consejero independiente de Red Eléctrica Española (REE) tras su paso por la Dirección General de la Guardia Civil derivó ayer en una bronca entre los diputados de Unidos Podemos y del PP. El detonante fueron las críticas de Antón Gómez-Reino, miembro de En Marea, que acusó a los populares de practicar una "corrupción legal" y rechazó las "puertas giratorias", unos ataques que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lamentó antes de que parlamentarios de ambos bandos se enzarzasen y provocasen la intervención de la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, para reclamar "respeto".

En Marea cuestionó lo que entiende apoyo del Gobierno central a De Mesa para integrarse en REE tras haber sido director de la Guardia Civil y delegado del Gobierno durante la catástrofe del Prestige. Gómez-Reino le atribuyó como único mérito "ser amigo del jefe", en alusión al presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy.

"Se trata como siempre de apoyar a la familia, pago de favores por el silencio, retiro dorado, trabajo sucio que pagamos bien", espetó el actual portavoz de la alianza gallega, integrada en el grupo de Unidos Podemos, sobre el nuevo puesto de Fernández de Mesa, que pasará a cobrar 180.000 euros anuales. Gómez-Reino tachó esa decisión de "caso obsceno" de puerta giratoria.

Montoro le afeó la falta de "respeto" al trabajo del político ferrolano y ciñó a REE el nombramiento, desvinculando al Gobierno de la decisión. El Ejecutivo es el principal accionista de la compañía a través del 20% de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales.

El debate se calentó cuando Gómez-Reino blandió una copia el retrato de Fernández de Mesa con condecoraciones al estilo de un general del siglo XIX que dejó para ser incorporado a la galería de la Guardia Civil.

El diputado de En Marea aseguró que se trataba de la foto de la "vulneración de los derechos humanos", aludiendo a la muerte de inmigrantes que trataban de llegar a la playa del Tarajal. La justicia archivó el caso tras la investigación de 15 agentes de la Guardia Civil por el presunto uso de balas de goma.

Sus palabras encendieron las bancadas del PP, según denunciaron los miembros de la coalición, quienes afearon actitudes "muy agresivas" e incluso Íñigo Errejón deslizó en Twitter que llegaron a recibir amenazas como "¿quieres que vaya ahí?" de un parlamentario popular. "No nos vamos a amilanar", añadió.

El conflicto se centró en el parlamentario popular por Málaga Ángel González, según informa Efe, y en él se involucró también el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que se levantó para aplaudir la intervención de Gómez-Reino e intercambio gestos de "caradura" con sus adversarios. Irene Montero acusó de "marichulo" a González.

"Quizás no estén acostumbrados a tener enfrente a una oposición de verdad, pero que se vayan acostumbrando", declaró tras la sesión.

La advertencia recuerda el tono mostrado por Alternativa Galega de Esquerda (AGE) durante la pasada legislatura gallega, en la que el PP criticó la dureza y estilo de los diputados liderados por Xosé Manuel Beiras, que llegó a encararse con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y golpear su escaño. Aquella alianza gallega ha sido señalada por Pablo Iglesias, que trabajó para ella en 2012, como germen de Podemos.

La presidenta del Congreso trató de reconducir la situación. "Les aseguro que tengo una función muy complicada, pero les puedo asegurar que se va a mantener el orden en la Cámara y lo primero que hay que hacer es respetar", expuso tras interrumpir el debate. "El respeto se gana aquí cada día, de mañana a la noche y especialmente respetando a quienes son o pueden ser sus oponentes políticos", zanjó.