Galicia se está convirtiendo en una tierra para viejos. La comunidad gallega es la segunda más envejecida del país, tan solo por detrás de Asturias con uno de cada cuatro habitantes que ya supera los 65 años. La población jubilada en Galicia supera los 651.000 vecinos, ya un 35% más que los poco más de 430.000 menores de edad. La radiografía de los hogares gallegos gana año tras año más bastones y pierde biberones. Ya casi el 80% de las familias en la comunidad no tiene ningún menor de 16 años entre sus miembros y casi uno de cada cuatro solo están formados por mayores de 65 años. Ya son más de 812.000 los hogares gallegos en lo que no hay menores, más del triple que los 236.029 en los que solo hay jubilados, según los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE). Y de las familias formadas por solo jubilados, son unipersonales más de 121.000 -más de la mitad de los hogares formados solo por personas que superan los 65 años y el 11,4% de total en la comunidad-.

La proyección de población publicada a finales del año pasado por el IGE ya dibujaba un panorama de invierno demográfico que amenazaba con agravarse durante los próximos 15 años. El informe pronosticaba que en 2031, la pirámide poblacional gallega tendría un 26% menos de menores de 10 años y un 16% más de personas de entre 80 y 94 años. La pérdida de población y el envejecimiento se han agravado en los últimos años en la comunidad: en 2016 el padrón se redujo por sexto año consecutivo -la segunda mayor caída de los últimos 17 años- y las cifras se situaron en niveles de 2000 -poco más de 2,7 millones de habitantes-.

Crisis demográfica

Crisis demográfica

Las últimas estadísticas de hogares del IGE confirman que la crisis demográfica se agudiza año tras año en Galicia. En la actualidad hay casi tantas familias formadas por solo mayores de 65 años como aquellas que tienen algún menor edad (un total de 248.547). En la comunidad hay un total de 1.060.792 unidades familiares. En 812.244 no hay ningún menor de 16 años. En poco más de 158.000 hay tan solo un menores de edad y en apenas 90.000 dos o más. O lo que es lo mismo, en casi el 80% no hay adolescentes, niños o bebés. En apenas el 15% tan solo hay uno y en un 8,5%, más de dos. Y lo más alarmante: en cerca del 92% de los hogares de la comunidad no hay ni un niño de menos de cinco años.

Por provincias, Lugo y Ourense se mantienen a la cabeza en unidades familiares con menos menores. En ambos casos, más de un 80% de las familias no tienen entre sus miembros a ningún joven o niño -80,25% y 81,30%, respectivamente-. En el caso de Lugo, rondan los 107.000 hogares y en Ourense, un total de 106.035. Les sigue en el ranking autonómico A Coruña, con casi el 77% de sus hogares sin ningún menor de 16 años -casi 339.000, el 41,4% del conjunto de Galicia-. Y finalmente cierra la lista Pontevedra, con el 73,44% -más de 260.500 familias, el 32% del total de la comunidad con este perfil-.

Última década

En los últimos diez años, los hogares formados por solo mayores de 65 años han aumentado. Si en 2007 eran 202.705, en la actualidad superan los 236.000, lo que supone un 22,25% de las familias gallegas y un 16,4% más que hace una década. A Coruña y Pontevedra fueron durante este periodo las provincias gallegas donde más aumentaron los hogares formados por solo jubilados. En el caso de A Coruña rondan los 95.900, un 29,5% más que los apenas 74.000 contabilizados hace diez años. En Pontevedra, son ya más de 68.000, los formados solo por mayores de 65 años, un 26% más que en 2007. En Lugo apenas hubo variación, con más de 34.600 hogares de estas características, un 1% más que hace una década. Por el contrario, en Ourense cayó el número de unidades familiares de este tipo, casi un -8%, al pasar de casi 40.500 de 2007 a apenas 37.400.

En Galicia ya son casi 357.000 las personas que superan los 65 años y que viven en hogares con todos sus miembros ya jubilados, lo que supone el 55,46% del total de Galicia, ya cuatro puntos más que hace una década. Por provincias, la mayor incidencia (sobre la población mayor de 65 años en cada provincia) la protagonizan Ourense (63,2%, con un total de 58.209 vecinos jubilados que viven en hogares con todos sus miembros con más de 65 años) y Lugo (una tasa de más de 57% y casi 53,500 habitantes de esa franja de edad). Cierran la lista A Coruña, con una incidencia del 54,82% y más de 142.800 mayores de 65 años que conforman estos hogares, y Pontevedra, con casi un 52% y cerca de 102.400 jubilados en unidades familiares conformadas solo por ciudadanos de avanzada edad.

La crisis económica, la emigración a otras comunidades y al extranjero el descenso de la natalidad -Galicia ya encadena más de dos décadas en las que el número de defunciones supera a los partos- y el abandono del rural han llevado a la comunidad a un punto sin retorno hacia el desierto demográfico. Casi una veintena de ayuntamientos gallegos tiene menos de diez habitantes por kilómetros cuadrado pero otros 30 corren el riesgo también de colgar el cartel de cerrado por falta de vecinos, ya que su densidad media está entre 10 y 15 residentes.

Que Galicia camina hacia el suicidio demográfico es una realidad que admite la propia Xunta, que junto con el Gobierno central busca frenar la pérdida de vecinos y su envejecimiento. La primera, con incentivos fiscales para la natalidad y más guarderías. El segundo, con la creación de una comisionada para el reto de demográfico, la gallega Edelmira Barreira, que esta misma semana inició en Galicia su ronda de contactos con las distintas comunidades para diseñar una estrategia con la poner coto a la cada vez mayor crisis demográfica del país, y en mayor medida de la comunidad gallega.