Mascotas en el salpicadero o en el regazo del conductor, lectura al volante de un bestseller, revisión de albaranes o la lista de pedidos, mensajes de móvil o llamadas, discusiones o besos a la pareja... Los agentes de la Guardia Civil de Tráfico se encuentran con todo tipo de distracciones en carretera. La más habitual: el uso del móvil. Para no caer en la tentación, la única receta para es dejarlo en modo off durante el viaje.

"Un día dimos el alto a un hombre con el móvil al volante. Él erre que erre que no había llamado. Nos decía que mirásemos llamadas entrantes y salientes", relata el agente Francisco Illán. Tras varias justificaciones y consejos sobre los peligros del móvil para la conducción el infractor insistió: "Que le digo que no llamé, compruébelo. No hice llamada ninguna ni recibí. Mandé un mensaje a mi novia para decirle que llegaba tarde. Mírelo".

En otra ocasión, interceptó a una mujer que llevaba un gato en el salpicadero, que lo sacudió de un manotazo al asiento del copiloto cuando le dio el alto. Las excusas fueron de lo más variopintas: "Que si se olvidara el transportín, que si no tenía con quién dejarlo en casa".